Por Lee Fang, 24 de febrero de 2012
Republicreport
La semana pasada, ThinkProgess y DeSmogBlog publicaron documentos internos del Instituto Heartland. Contenían información sobre los donantes de la organización, así como la estrategia para desarrollar planes de estudio en las escuelas que negaban los peligros de la contaminación y el calentamiento global. Mientras que el Instituto Heartland dice que es un grupo independiente de reflexión, los documentos dicen lo contrario: que funciona más bien como un grupo que recibe honorarios por servicios a las corporaciones – su filosofía y puntos de vista parecen estar influenciados por los deseos e intereses de los donantes.Después de analizar los documentos, hemos encontrado otros ejemplos de este teatro de títeres en manos de las empresas, incluida la información en la que parece que el Instituto Heartland ha trabajado con grupos de presión de Comcast para el desarrollo de las telecomunicaciones a favor de la política industrial, así como evidencias de que el grupo ha aceptado dinero de una compañía de seguros de salud muy importante, mientras denuncia las garantías que se ofrecen a los consumidores, como la prohibición de discriminar a las personas por sus condiciones de salud preexistentes.
La fuga de los documentos ha generado una onda de choque, y ahora Heartland está desplegando una agresiva campaña de relaciones públicas para influir en la cobertura mediática del escándalo.
El pasado martes, un científico llamado Peter Gleick admitió que había recibido los documentos de Heartland desde una fuente anónima, y que más tarde utilizó una identidad falsa para comprobar la autenticidad de los documentos antes de filtrar los documentos, solicitando los originales para su cotejo. Heartland trata de intimidar a algunos medios de comunicación en base a la falsa identidad utilizada por el científico, en un intento de desviar la atención.
Y aunque pareciera imposible llevar esta historia hacia otro lado, Heartland se ha centrado en los métodos utilizados por Gleick para conseguir los documentos, y los medios de comunicación han picado en el anzuelo. El pasado martes, el encargado de la página de inicio de The Times intercambió un mensaje en Twiter con Zaid Jilani, de Republic Report, en el que decía que las acciones de Gleick son comparables a las de James O’Keefe, un activista conservador que disfrazado de proxeneta filmaba conversaciones con los miembros del personal de ACORN y luego publicaba fragmentos de ellas editados a conveniencia:
No sabemos el alcance de lo ocurrido entre Gleick y Heartland, pero por lo que conocemos hasta ahora establecer una equivalencia entre Gleick y O’Keefe y News of the World no puede sostenerse. O’Keefe editaba de forma selectiva sus grabaciones de los miembros de ACORN, de modo que se producía una distorsión al sacarse los diálogos fuera de contexto. Gleick, por el contrario, envió todos los documentos que tenía en su poder a los periodistas. O’Keefe suprimió lo que le interesaba porque contradecía aquello que intentaba transmitir. News of the World pinchaba los teléfonos de personas famosas y niños para intentar conseguir dinero publicando esas historias en los tabloides. No hay nada que indique que Gleick lo haya hecho con ánimo de lucro. Él dice que actuó por “la frustración ante los esfuerzos realizados, a menudo anónimos, bien financiados y coordinados… Por los continuos ataques a los científicos que trabajan en la Ciencia Climática evitando el debate, y la falta de transparencia de las organizaciones involucradas”.
El reportero de The Times sobre cambio climático, Andy Revkin, intervino con una entrada en el blog, argumentando también que Gleick “engañó en la búsqueda de su causa…perdiendo su credibilidad y perjudicando a otros”. Revkin dice también que se ha expuesto de forma innecesaria a los empleados del Instituto Heartland, que nada “tienen que ver con esta lucha sobre el cambio climático”.
Si bien las dudas se concentran sobre todo en torno a un documento – una página con un resumen tiene un formato ligeramente diferente a los siete archivos restantes-, Heartland ha confirmado de forma implícita la autenticidad del resto de los documentos. Por otra parte, los detalles importantes que aparecen en la página resumen que plantean dudas se repiten en otras partes de los documentos verificados.
Así que los documentos filtrados por Gleick resultan pertinentes, pero el único aspecto que se está debatiendo ahora es de las tácticas empleadas para confirmar que recibió los documentos y luego solicitar información adicional.
La posición de Revkin y Roston sobre que este tipo de periodismo encubierto es condenable, una tragedia y una vergüenza, como Revkin se refiere a este asunto, parece contradecir la posición de The Times en la presentación del mismo. Sus pautas éticas dicen que “ la utilización de métodos subrepticios para la recopilación de información” puede ser utilizada sólo cuando “los métodos tradicionales no faciliten información vital para el público”. Y en algunas situaciones, los periodistas de The Times han utilizado intensidades falsas, para poner sólo un ejemplo.
Esto plantea la pregunta de si sacar a la luz pública las tácticas del Instituto Heartland tiene un interés vital para el público. Es una cuestión con una interpretación muy abierta.
Son repetidos los ataques a los estudios científicos que muestran el cambio climático que se está produciendo, un tema de interés público. No hay más que ver que la Industria de los combustibles fósiles ha evitado todo debate serio sobre el calentamiento global durante más de 20 años, en parte por la manipulación de la percepción pública del problema, y en parte al ofrecer una cobertura política, mostrando que se trataba de una ciencia falsa o con muchas dudas, para así oponerse a la reducción de las emisiones de CO2.
Influyentes senadores de los Estados Unidos, como Jim Inhofe (R-OK), han intervenido para bloquear cualquier intento de modificación de la política climática, debido a la información facilitada por el Instituto Heartland. Así la CNN informaba el año pasado: “las percepciones de los estadounidenses sobre la cuestión del cambio climático global parecen estar enfriándose”.
Así que conocer estrategias como las del Instituto Heartland es importante para clarificar el debate público, y también para comprender la política que se está llevando a cabo, que es la que determina el aire que respiramos y la estabilidad del clima en que vivimos.
La pregunta que debieran hacerse los medios de comunicación no es la sobre la forma en que Gleick consiguió los documentos, sino las estrategias empleadas por el I. Heartland, tanto lo que ha hecho en el pasado como lo que prevé hacer en el futuro.
Por ejemplo, muchos artículos de The Times hacen referencia al Instituto Heartland, y no se menciona que este grupo sea esencialmente una fachada para las industrias que lo financian. ¿Cambiará ahora? ¿Van a corregir su postura? ¿O seguirán centrándose en Gleick y no en el principal escándalo? Es algo que estamos ansiosos por ver.
Otros artículos relacionados:
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2012/02/19/declaracion-del-instituto-heartland-sobre-la-filtracion-de-documentos-confidenciales/
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2012/02/16/filtracion-de-correos-electronicos-destapa-el-funcionamiento-de-una-organizacion-que-promueve-el-escepticismo-sobre-el-cambio-climatico/