¿Daña el WiFi a los árboles?

(Fuente: El País, Dutch News, Telecom Paper, Mindfully, Pardell, Next-Up, Wageningen University; imagen: Nature)

Un grupo de la universidad holandesa de Wageningen ha sometido una veintena de árboles a las emisiones de seis WiFi durante tres meses. Después de estos meses, los investigadores universitarios aseguran que las hojas más cercanas a las emisiones se habían secado y caído.

La investigación se inició después de que las autoridades municipales de la ciudad de Alphen aan den Rijn advirtieran desarrollos anormales en los árboles de la ciudad, que no eran atribuibles a virus o bacterias. Un fenómeno que, según la universidad de Wageningen, se detecta en el 70% de los árboles del país.

La réplica ha sido inmediata. Según la agencia holandesa de radiocomunicaciones, los resultados obtenidos son prematuros, ya que la repetición del experimento no ha conducido a las mismas conclusiones y que las investigaciones que atribuyen efectos nocivos a las ondas WiFi se basan en experimentos donde se trabaja en concentraciones de emisiones que no se dan en la vida cotidiana. En la web de la universidad, según los medios holandeses, no hay ninguna referencia a la citada investigación lo que acrecienta las dudas sobre el respaldo científico que tiene la misma.

Sin embargo, la web de la universidad sí cita dicho estudio. Comenta que los resultados que mostraban que fuentes de radiación electromagnética (CEM), como los puntos WiFi, pueden desempeñar un papel fundamental en el deterioro de los árboles, es necesario replicar el estudio en un período de tiempo más largo y a mayor escala, con más puntos WiFi.

En 1988, Wolfgang Volkrodt ya alertaba de los riesgos para el medio ambiente de los CEM artificiales, apostando por la instalación de fibra óptica. El biólogo Balmori lleva años también alertando de cómo afectan a animales y plantas estas radiaciones.

Toda esta cantidad de emisiones CEM artificiales emitidas por diferentes fuentes esta provocando la contaminación electromagnética, la mayor contaminación de nuestro siglo, que está creciendo de forma silenciosa e invisible.