Mostrando entradas con la etiqueta presiones Gobiernos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta presiones Gobiernos. Mostrar todas las entradas

Cambio climático: ¿se quedaron mudos los medios de comunicación?

 Por Media Lens, 18 de diciembre de 2011

 
 La última ronda de conversaciones sobre el clima de la ONU celebrada en Durban, Sudáfrica, ha supuesto que las naciones más ricas del mundo eviten cualquier nuevo tratado que entrase en vigor antes de 2020. Achim Steiner, director del programa ambiental de la Naciones Unidas, ha condenado la acción como una decisión política, en lugar de haber tenido en cuenta la ciencia, calificando el resultado de “muy alto riesgo”.

Con el Tratado de Kyoto que expira en 2012, la llamada Comunidad Internacional ha fracasado de forma estrepitosa en el cumplimiento de sus compromisos en la protección del planeta. Esto no debería sorprender a nadie. Los altos cargos de la NASA, como el climatólogo James Hansen, señalaron ya en al cumbre previa de México en 2010 que las conversaciones de la ONU estaban “condenadas al fracaso”, ya que no se tienen en cuenta las limitaciones fundamentales del sistema climático de la Tierra y cómo vivir de acuerdo con ellas.

La preocupación pública sobre el cambio climático es algo que sigue aumentando. Según el Eurobarómetro, en su más reciente encuesta de opinión (octubre de 2011), el 68% de los europeos encuestados considera que el cambio climático es un problema muy grave (era del 64% en 2009). En total, el 89% lo ve como un problema grave ( ya sea muy grave o bastante grave). En una escala de 1 a 10, la gravedad del cambio climático se situaría para la gente en 7,4, frente al 7,1 de 2009.

Mientras tanto, el interés de los medios de comunicación hacia este asunto ha desaparecido. El Dr. Robert J. Brulle de la Universidad de Drexel dice que “se ha producido un enmudecimiento de “cualquier cobertura significativa del cambio climático en los medios de comunicaciónSi los medios de comunicación no llaman la atención sobre el tema, la opinión pública también la perderá”.

En su blog Progreso del Clima, el experto Joe Romm señala, por ejemplo, que elNew York Times “ha reducido la cobertura informativa de forma drástica desde los años 2006 y 2007, que era amplia”.

Igual de inquietante es el cambio que se ha producido en los medios de comunicación de todo el mundo. Un amplio estudio de Reuters sobre la prevalencia del escepticismo climático en los medios de comunicación del mundo – Polos opuestos, presentación de informes internacionales sobre el escepticismo climático-se centró en los periódicos de Brasil, China, Francia, India, Reino Unido y Estados Unidos. Los periodos considerados fueron 2004-2007 y de mediados de noviembre de 2009 a mediados de febrero de 2010 (período en el que se celebró la cumbre sobre cambio climático de la ONU en Copenhague y se produjo el Climategate). Sorprendentemente, el estudio concluye que el escepticismo climático es un fenómeno “predominantemente anglosajón”, sobre todo en los periódicos estadounidenses y británicos:

En general, los medios de comunicación del Reino Unidos y Estados Unidos son mucho más escépticos que los otros cuatro países. Juntos representan más del 80% de las veces que se cita el problema en el conjunto de los seis países”

El estudio concluyó:

En general, los datos sugieren que existe una fuerte correlación entre la perspectiva de un periódico y la prevalencia de voces escépticas en su seno, sobre todo en las páginas de opinión. En su mayoría (no todos), los medios de derecha son más escépticos, y menos los de izquierdas”.
Y así nos encontramos con que el Reino Unidos y los Estados Unidos, los dos países que respondieron de forma más agresiva a las supuestas amenazas para la seguridad humana de países como Afganistán, Irak o Libia, son también los dos países menos interesados en responder a la amenaza real del cambio climático.

El capitalismo está pisoteando el periodismo

A medida que el estudio de Reuters sugiere que los medios están muy influidos por su línea editorial, a su vez fuertemente influenciada por los intereses comerciales. En octubre, es ex periodista de Daily Star, Richard Peppiatt, dijo en la investigación Levenson (N. del T.: puesta en marcha tras el escándalo de las escuchas telefónicos del periódico de Murdoch, y que tiene como objetivo analizar la ética del periodismo británico) que la cultura y la ética de la prensa británica dice mucho acerca de la cultura del Reino Unido:

En aproximadamente 900 bylines ( N. del T.: lo que se coloca tradicionalmente entre el titular y el texto del artículo) del periódico, puedo contar con los dedos de la mano las veces que sentí que se estaba diciendo la verdad, sin embargo, sólo un número similar podrían clasificarse como mentiras. Esto se debe a la habilidad de los periodistas de hoy para tratar los hechos, aunque también es una forma de hacer caso omiso de los hechos. Se intenta hacer encajar los hechos en la historia, porque la historia está casi pre-definida.

Establecidos ante un canon de narrativa ideológica y por dependencias comerciales que deben ser atendidas, el periódico se atribuye el ser un árbitro moral, y su trabajo consiste en extender su visión del mundo en todo lo que haces… El imperativo ideológico acapara el periodismo – las drogas son siempre malas, la justicia británica siempre actúa bien”.

Peppiatt señaló:

Las salas de la prensa sensacionalista son a menudo fuente de acoso y de un ambiente agresivo, en el que la disidencia no se tolera. Es difícil levantarse y salir por la puerta si tienes una hipoteca que pagar, sabiendo que quizás no haya otra oportunidad fuera”.

La cuestión que no ha sido analizada en la investigación Levenson es el grado en el que estas intromisiones se generalizan en los medios de comunicación corporativos y por qué. Por el contrario, Nick Davies, en The Guardian, escribió sobre la interferencia en las informaciones por parte de los propietarios y anunciantes:

Los periodistas con los que he hablado están de acuerdo en que sí se podría cuantificar, estimándose de un 5% a un 10% el impacto total de estas formas de interferencia” (1)

Un buen ejemplo de este atropello fue la información aparecida en la serie de la BBC Frozen Planet, narrado por David Attenborough, centrado en la vida y el medio en el Ártico y la Antártida. Los espectadores verán los siete episodios, el último de los cuales, “On Thin Ice”, se refiere a la amenaza del cambio climático.

Sin embargo, en otros países sólo se verán seis episodios. Esto se debe a que la BBC considera el episodio del cambio climático como un accesorio que otras cadenas extranjeras de televisión podían rechazar. Y así fue, de las 30 cadenas que han comprado la serie, 10 optaron por no comprar el episodio sobre el cambio climático. La mayoría era de los Estados Unidos, principal contribuyente mundial tanto a la crisis climática como a la desinformación sobre el problema.

Un portavoz de Greenpeace, dijo:

Es dar al botón de parada del Titanic cuando se ve aparecer el iceberg.
El cambio climático es uno de los acontecimiento más importantes de los polos; el calentamiento del Ártico no se puede negar, de modo que está cambiando el medio de una manera que los expertos temen por su futuro”.
 
El programa de la BBC Frozen Planet ha generado poco interés en los medios de comunicación, aunque sí ha tenido algunos elogios. Lord Leach de Faiford, conservador y ex director de la Biblioteca Nacional, comentó:

“No creo que lo que Attengorough diga sobre el cambio climático sea digno de escuchar. Es muy simpático, pero no creo que lo diga sea verdad – no tiene ni idea de estas cuestiones. El hecho de que sea amable con los monos no quiere decir que sepa de qué está hablando en lo referente al cambio climático.

Me parece bien que se haga separado ese episodio”.

El periodista John Gibbons ha abordado el tema del cambio climático para el Times de Irlanda durante dos años. Escribía en su última columna de febrero de 2010:

Uno de los mayores expertos sobre el clima de Irlanda, el profesor John Sweeney de la Universidad Nacional de Irlanda, reconoció la semana pasado que los negacionistas del cambio climático están ganando la guerra de propaganda”. Y esto está ocurriendo desde las filas del periodismo y desde los grupos de presión.

Usted se preguntará que si no son los periodistas los buenos, los que investigan y no propagan las estafas. Sí y no. Los medios de comunicación y la industria de las telecomunicaciones están impulsados por la publicidad y por la maximización de beneficios, según dijeron Justin Lewis y Tammy Boyce, de la Escuela de Periodismo de Cardiff.”

Gibbon dijo que esto es obvio:

Algunos periodistas tienen un interés personal no declarado en mantener su status quo económico, impulsado por el consumo en el que se basa su riqueza. Igualmente ocurre con los propietarios de los medios. A su vez, buscan una afirmación de sus propios prejuicios, y ridiculizan a los disidentes.”

Mientras lo medios tocan el violín, el monstruo sigue creciendo


La preocupación por parte de la gente sigue creciendo y sin embargo la cobertura mediática se desploma, el problema del cambio climático se evapora. De acuerdo con un reciente estudio realizado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos, la producción mundial de dióxido de carbono que hace de efecto invernadero ha alcanzado sus máximos en 2010. En el mundo se lanzas alrededor de 564 millones más de toneladas de carbono a la atmósfera en 2010 que en 2009, con un incremento del 6%. Las últimas cifras indican que los niveles de gases de efecto invernadero “son más altas que en el peor de los casos descritos por los expertos del clima hace apenas cuatro años”, en USA Today.

Gregg Marland, un profesor de Geología de la Universidad del Estados de los Apalaches, que participó en los cálculos realizados por el Departamento de Energía, dijo que se trata de un monstruo que está creciendo de un modo que no tiene precedentes.

Granger Marland, jefe del Departamento de Ingeniería y Políticas Públicas en la Universidad de Carnegie Mellon, dijo:

El panorama es desalentador. Estamos construyendo un legado terrible para nuestros hijos y nuestros nietos”.

Entonces, ¿por qué no se está haciendo nada sobre el problema? En un nuevo estudio, ¿Qué nos está reteniendo?, Greenpeace decía:

La mayoría de las empresas responsables de contribuir a las emisiones que favorecen el cambio climático y que se benefician de estas actividades, están intentando aumentar su presencia en las negociaciones internacional y, al mismo tiempo, trabajan para que no se apruebe una legislación progresista en materia de cambio climático y la energía, en todo el mundo.

Mientras que en las declaraciones públicas parecen mostrar una preocupación por el cambio climático, estas empresas están luchando ferozmente para que no se tomen acciones preventivas. Esta es una de las razones por las cuales las cuestiones relativas al cambio climático están desapareciendo de la agenda política.

Estas Corporaciones ejercen su influencia tras el telón, utilizando una variedad de técnicas, incluyendo el uso de asociaciones comerciales y grupos de reflexión, que actúan como fachada, confundiendo al público al negar el cambio climático o realizando campañas de publicidad, haciendo donaciones políticas, así como utilizando las “puertas giratorias” entre los servidores públicos y las empresas emisoras de carbono”.

Sólo en Estados Unidos, aproximadamente 3,5 mil millones de dólares se invierten anualmente en actividades de los grupos de presión a nivel federal. En los últimos años, la empresa Shell holandesa, la Cámara de Comercio, Edison Electric Institute, PG & E, Southern Company, ExxonMobil, Chevron, BP y ConocoPhillips, todos ellos forman parte de los 20 grupos de presión (lobbies). En la campaña de la organización 350.org se estima que el 94% de las contribuciones de la Cámara de Comercio de Estados Unidos a los candidatos, eran negacionistas del cambio climático.

Grupos como el Instituto Americano del Petróleo, la Asociación Canadiense de Productores de Petróleo y la Asociación de Carbón de Australia, entran a menudo en campaña “actuando en contra de las medidas que reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero o de las campañas que apoyan el no uso de los combustibles fósiles”.

Los intentos de la UE para aumentar su objetivos de emisiones para el año 2020, con una reducción del 20 al 30%, se ha visto afectados por la fuerte presión y los intereses en torno al carbono, incluyendo BASF, ArcelorMittal y Business Europe.

Tzeporah Berman, co-director del Programa de Clima y Energía de Greenpeace Internacional, dice que este último estudio “demuestra sin lugar a dudas de que hay un puñado de poderosas empresas contaminantes que están ejerciendo una influencia indebida en el proceso político para proteger sus propios intereses” .

Hace dos años desafiamos a James Hansen para que resumiese las respuestas de los Gobiernos ante la amenaza del cambio climático en una sola palabra. Y eligio “engaño”. ¿Por qué engaño?. Porque casi todo es un lavado verde. (email de 18 de junio de 2009).

A continuación le pedimos que diera una cifra aproximada para indicar hasta qué punto los Gobiernos se habían involucrado en la lucha contra el cambio climático. ¿Es el 1%, 20%, 50%, 70%…? Sabíamos que esto es algo impreciso, pero queríamos tener su impresión. Nos respondió:

0%, porque están actuando en el camino equivocado, porque se requieren de una a dos décadas para el reajuste. Los objetivos para la reducción de emisiones, los límites máximos y el comercio de compensaciones sin dejar de construir más centrales térmicas de carbón y el desarrollo de combustibles fósiles no convencionales es un camino desastroso. Tienen el propósito de engañar a la gente, incluso a ellos mismos. Asumen un enfoque estratégico en lugar de reconocer las condiciones geofísicas del entorno, específicamente que las emisiones de carbono deben ser rápidamente reducidas”.

Y añadió un análisis inquietante:

El requisito económico fundamental es el del precio de los combustibles fósiles en relación a otras opciones (eficiencia energética, energías renovables y otras energías libres de carbono) . Como el precio se eleva y se produce una competencia en el que llegaríamos a un punto en el cual las energías alternativas despegarían de repente, y nos moveríamos más allá de los combustibles fósiles sucios. El temor que se produciría es tal que las empresas que impulsan los combustibles fósiles han tomado el control absoluto de las acciones de nuestros Gobiernos”.

Incluso el Organismo Internacional de la Energía, cauto y conservador, ha advertido que bajo las actuales políticas que implican un aumento de la energía fósil se va camino de forma irreversible y potencialmente a un catastrófico cambio climático.

No hay que tener dudas. Las Corporaciones están dirigiendo la política de los Gobiernos, llevando a la humanidad al borde del abismo climático. Naturalmente, los Medios Corporativos tratan de evitarlo ya que entra en violento conflicto con su programa de maximización de beneficios, de su necesidad de crecimiento sin límites, su fuerte influencia de la publicidad corporativa.

Es necesario que el Movimiento de Ocupación de Wall Street exija la recuperación de nuestros Gobiernos del control corporativo. Pero también tenemos que ocupar el espacio de los medios que durante tanto tiempo han monopolizado el brazo propagandístico de Wall Street. Tenemos que ocupar el sistema Corporativo de los Medios, que está manipulando y tocando una melodía idiota, amenazando al planeta y nuestra propia supervivencia.

(1). Davies, Flat Earth News, Vintage 2008, p.22 [ ↩ ]


Media Lens es un organismo de control de los medios de comunicación del Reino Unido, encabezado por David Edwards y David Cromvell. El segundo libro de Media Lens, Neolengua en el siglo XXI, por David Edwards y David Cromwell, fue publicado en 2009 por Pluto Press. Visit Media Lens’s website.