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Científicos y pensamiento único


La ciencia ciega, un libro de Michel Schiff

Durante 50 años se nos viene prometiendo un futuro, pero la mortalidad producida por el cáncer sigue aumentando.Es la cara sensacionalista de la publicidad en torno al futuro de la salud pública, que al profano le gustaría ver bien y con claridad. El ejemplo del cáncer se encuentra al principio del libro, ilustrando el problema: la importancia y necesidad de esta aclaración. Debido a que son la verdad “objetiva” y las claves del progreso, ¿los científicos, incluidos los del mundo biomédico,  deben ser intocables? 

El libro supone un viaje a la institución científica y al mundo de los “eruditos”, al que Michel Schiff. Un mundo que conoce muy bien, después de haber pasado toda su carrera (en el CNRS, Centro Nacional de Investigación Científica de Francia), revelando su funcionamiento interno. A través de ejemplos concretos descubrimos que en lugar de ser exploradores, como se suele decir y creer, la mayoría de los científicos tienen los ojos vendados. Lejos de ser un caso aislado, estos ejemplos ilustran el funcionamiento de los investigadores; no sólo tienen una memoria de corto alcance, sino que muy a menudo son seguidores de un “pensamiento de grupo”.

El objetivo no es el de demonizar la ciencia, sino la de desmitificarla e ilustrar la ceguera de quienes la practican. Su análisis de la institución científica está argumentada y documentada, incluso a veces más allá de una crítica humorística de gran alcance, el autor ofrece al lector puntos de referencia para librarse de la influencia de los expertos: referencias intelectuales y técnicas psicológicas, referencias políticas y sociales. 

El libro concluye con un diálogo con Bernard Cassou, médico y profesor de salud pública. 
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Michel Schiff, un gran humanista, siempre de actualidad
Michel Schiff ha sido investigador en el CNRS. Al principio de su carrera trabajó como físico en torno a las partículas elementales en Estados Unidos en Francia. Luego trabajó en el INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica) en el campo de la psicología. Publicó en 1982 “La inteligencia desperdiciada”. 

Ha escrito varios libros sobre la desmitificación del papel de los expertos en nuestra sociedad: “El hombre culto”, “Un caso de censura en la ciencia”, “La barbarie financiera”. 

En “Un caso de censura en la ciencia”, describe los mecanismos que llevaron a algunos de la Institución Científica a poner en duda, con métodos inquisitoriales, las investigaciones de Jacques Benveniste en torno a la llamada Memoria del Agua. Este trabajo ha sido comprobado por numerosos equipos de investigación, pero persiste el silencio institucional y el sarcasmo. Hoy en día, un Premio Nobel sigue explorando las huellas de Jacques Benveniste: el profesor Luc Montagnier. 

Conocí a Michel Schiff por primera vez en una conferencia pública de Jacques Benveniste. En junio de 1996 me llevó a juicio por “ejercicio ilegal de la farmacia”, juicio que yo gané. En 1998, codirigió conjuntamente con Bernard Cassou el libro “¿Quién decide sobre nuestra salud? Los ciudadanos frente a los expertos”. 

La ciencia ciega”, publicado a principios de 2003, fue su último libro. Michel Schiff murió en diciembre de 2004. 

En 1996 hablé con él sobre el tema de la vacunación contra el virus de la hepatitis B, a raíz de de una petición firmada por 1500 médicos en la que se pedía una moratoria de esta campaña de vacunación, moratoria que permitiría evaluar la verdadera incidencia de la infección en el país y las consecuencias de la vacuna. De hecho, las cifras dadas por el Ministerio de Salud, que lanzó la campaña de una forma espectacular, eran muy poco fiables, y decir erróneas es decir poco. El Ministro que sucedió en el cargo, una tal Bernad Kouchmer, suspendió la campaña de vacunación después de hecha la petición de moratoria. Uno de los objetivos de mi intervención era terminar con el enfrentamiento cara a cara entre los que estaban a favor de la vacuna y los antivacuna, pues era una discusión estéril. Muchas publicaciones sobre salud y asociaciones se habían unido a la idea de una moratoria. Las pruebas daban la razón a los afectados por la vacuna. Pero todo el mundo conoce los resultados, la Industria Farmacéutica y los médicos han logrado con los años dar la espalda a todo esto, volviéndose a lanzar campañas de vacunación en los niños. Luego vino la criminal vacuna “contra el cáncer de cuello de útero”, que se inició con una gran cantidad de anuncios ilegales en los canales de TV y mucho más. 

Cuando en 1998, Michel Schiff publicó “¿Quién determina nuestra salud?, me pidió que escribiera una artículo sobre la vacunación contra la hepatitis B, bajo el título “¿Salud pública o marketing?”. 

Le vi posteriormente varias veces. Me ofreció el iniciar una asociación para informar al público, también discutimos como la la obra del Dr, André Gernez. Michel Schiff murió en diciembre de 2004 y todos estos proyectos están parados.

Debería leer la obra de Michel Schiff, sobre un tema que sigue teniendo actualidad, “La ciencia ciega”. 

Jacques-lacaze.com
Otros artículos relacionados:

¿La secuencia de ADN se reconstruye por la memoria del agua?

Por la  Doctora Mae-Wan Ho, 20 de julio de 2011

 

El agua que solamente lleva la firma electromagnética de la secuencia de ADN, puede hacer una réplica a partir de los  componentes básicos, dice el Premio Nobel que investigó sobre los virus del SIDA.

Cuando el Premio Nobel investigador del virus del SIDA. Luc Montagnier, descubrió que ciertas secuencias del ADN bacteriano y viral disuelto en el agua emitían señales electromagnéticas en ultradiluciones, pensó que algo estaba mal (ver [1, 2] ‘Homeopathic’ Signals from DNA and Electromagnetic Signals from HIV, SiS 48). Ahora, los nuevos resultados obtenidos en su laboratorio parecen indicar que la secuencia de ADN se podría reconstruir a partir de señales electromagnéticas. Esto sorprendió a la comunidad científica, de modo que un científico comentó: “Luc es un genio o está loco”. Sin embargo, algunos físicos cuánticos se lo han tomado en serio, y están relacionado los resultados de Montagnier a las investigaciones llevadas a cabo que demuestran la sensibilidad de los organismos a los campos electromagnéticos muy débiles.

Es una historia que se remonta a hace diez años

Luc Montagnier cuenta la historia que comenzó hace 10 años cuando descubrió el extraño comportamiento de una pequeña bacteria, Mycoplasma pirum, un compañero muy frecuente de los virus de inmunodeficiencia humana (VIH), y como el VIH, tiene especial afinidad por lo linfocitos humanos (glóbulos blancos de la sangre) [3]. Estaba tratando de separar a las bacterias de un tamaño de unos 300 nm de las partículas virales de su alrededor, de un tamaño de 120 nm, utilizando filtros de un tamaño del poro de 100 nm y 20 nm, a partir de cultivos puros de la bacteria en los linfocitos.

El filtrado obtenido ( solución que pasó al filtro) era estéril, y ninguna bacteria creció en un medio rico que favorecía su crecimiento. Además, las reacciones en cadena de polimerasa (PCR) a partir de secuencias mínimas obtenidas de la adhesina bacteriana, un gen de una bacteria que había sido clonada y secuenciada, no se pudo detectar su ADN en el filtrado obtenido.

Pero para sorpresa de Montagnier, cuando en el filtrado se incubaron los linfocitos que no estaban infectados con Mycoplasma ( de acuerdo con las pruebas más estrictas), la bacteria fue observada con regularidad.

Por lo tanto, ¿había alguna información que era la responsable de dirigir la síntesis de la bacteria en el filtrado obtenido? Esto marcó el comienzo de una larga serie de investigaciones sobre cómo el ADN se comporta en el agua, lo que llevó al descubrimiento de que el ADN de M. pirum emite ondas electromagnéticas de baja frecuencia en algunas de las soluciones diluidas del líquido filtrado en el agua, y esta propiedad de M. pirum se extendió pronto a otro ADN bacteriano y viral [1,2].

El instrumento utilizado para detectar el electromagnetismo (EM) consistía en un solenoide (una bobina de cable) que detecta el componente magnético de las ondas producidas por la solución de ADN en un tubo de plástico, ya que induce una corriente eléctrica en el cable. Esta corriente es amplificada y analizada por una computadora con un software especial, y las señales resultantes aparecen gráficamente en la pantalla del ordenador.

La señales electromagnéticas reproducen la secuencia de ADN

En resumen, se detectaron señales electromagnéticas de muy baja frecuencia (500-3000 Hz) en ciertas diluciones del filtrado obtenido de cultivo de microorganismos (virus, bacterias) o desde el plasma de personas infectadas por estos agentes. Los mismos resultados se obtuvieron a partir del ADN extraído. Las señalas electromagnéticas no se correlacionan linealmente con el número inicial de células bacterianas antes de la filtración. En uno de los experimentos, las señales electromagnéticas fueron similares en concentraciones de E. coli desde 109 hasta 10. Se trata de un fenómeno de “todo o nada”. Las señales electromagnéticas se detectan sólo en algunas ultra diluciones obtenidas del filtrado, por ejemplo 10-9 hasta 10-18 en algunas preparaciones.

En el caso de M.pirum, un único gen aislado, adhesina (previamente clonado y secuenciadas 3,435 pares de bases) podía inducir una señal electromagnética, lo que sugiere que una secuencia corta de ADN es suficiente para inducir la señal. Del mismo modo, una secuencia corta del ADN del VIH de 104 pares de bases es suficiente para producir señales electromagnéticas.

Algunas bacterias no producen señales electromagnéticas ( al menos en el rango detectado por el instrumento), como es el caso de la bacterias probióticas, como Lactobacillus, y también algunas cepas de E. coli obtenidas en el laboratorio y utilizadas como vector de clonación.

Estos estudios se han ampliado a los virus, pero no todas las familias de virus se han investigado. Similares señales electromagnéticas se detectaron en algunos retrovirus (VIH, FeLV,) virus de la hepatitis (VHB,VHC) y en los cultivos de la gripe A. En general, las señales electromagnéticas se producen en un filtrado de 20nm de las suspensiones de virus o del ADN extraído. En el caso del VIH, el ARN no es una fuente de señales electromagnéticas, sino más bien, las señales electromagnéticas son producidas por el material de ADN presente en las células. En las bacterias, sin embargo, las señales electromagnéticas se producen en un filtrado de 100 nm y no en los filtrados de 20 nm. El equipo de Montagnier ha sugerido que las nanoestructuras de agua son las portadoras de la información. Aunque se utilizó agua muy purificada, la presencia de nanoestructuras contaminantes no se puede descartar. La producción de las señales electromagnéticas resiste el tratamiento con enzimas desoxirribonucleasas (DNasas) y ribonucleasas (Rnasas), proteasa o con detergente. Sin embargo, es sensible a un temperatura superior a 70 º C y a la congelación (-80ºC). Esta sensibilidad se reduce cuando se trata de secuencias cortas de ADN purificado. Para producir las señales electromagnéticas, es necesario una agitación vigorosa, así como una estimulación por un fondo electromagnético de muy baja frecuencia, ya sea de fuentes naturales (resonancia de Schumann, que comienza en 7,83 Hz) o de fuentes artificiales, como la red eléctrica.

Secuencia de ADN obtenida a partir de su huella electromagnética en agua pura

En los nuevos experimentos, un fragmento del ADN del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) fue utilizado para la generación de señales electromagnéticas. Este fragmento fue amplificado mediante reacciones en cadena de polimerasa (PCR) de 487 pares de bases (bp) y 104 bp. Se hicieron las diluciones del ADN y se detectó un fondo de señales electromagnéticas.
En una de las soluciones ultradiluidas (es decir, del orden de 10-6) apareció una señal positiva, se colocó en un contenedor blindado de mu-metal de 1 mm de espesor (una aleación que absorbe las ondas electromagnéticas). Junto a él, se colocó otro tubo que contenía agua pura. El contenido del agua de cada tubo se había filtrado a través de un filtro de 450 nm y 20 nm con una dilución de 10-2 to 10-15, como se había hecho con la solución de ADN. Un solenoide de cobre se colocó alrededor de los tubos y fueron expuestos a una corriente eléctrica de baja intensidad que oscilaba a 7 Hz, producido por un generador externo. El campo magnético producido por el generador externo se mantuvo durante 18 horas a temperatura ambiente. Se registraron las señales electromagnéticas procedentes de cada tubo. El tubo que solamente contenía agua pura también empezó a emitir señales electromagnéticas como en las diluciones correspondientes a los tubos que contenían originalmente ADN y emitían señales electromagnéticas. Este resultado demuestra que las señales electromagnéticas que provienen del ADN, plasmadas en las nanoestructuras del agua, de pueden transferir al agua pura en 18 horas. No se produjo transferencia de señales electromagnéticas cuando el tiempo de exposición era inferior de 16 a 18 horas, o cuando no existía el solenoide, o cuando el generador mangnético se apagaba, o cuando la frecuencia de excitación era de menos de 7 Hz, o cuando el ADN estaba ausente en el tubo “donante”.

Ahora el experimento más importante: ¿pueden las señales electromagnéticas transmitidas al agua pura, que no había estado en contacto con el ADN, recrear la secuencia de ADN? Para hacer la prueba, todos los ingredientes necesarios para la síntesis del ADN mediante reacciones en cadena de la polimerasa (PCR) -nucleótidos, bases, la enzima polimerasa- se añadieron al tubo de agua pura al que se había transmitido la señal electromagnética desde el “donante”. La amplificación se llevó en condiciones normales, y el ADN producido fue examinado mediante electroforesis en gel de agarosa.

Una hélice de ADN del tamaño esperado (104 pares de bases) fue encontrada. Era en un 98% idéntica a la secuencia de ADN de donde se originó las señales electromagnéticas (sólo 2 de los 104 pares de bases son diferentes).

Este experimento se volvió a reproducir, obteniendo los mismos resultados las 12 veces, y también se repitió con otra secuencia de ADN de la bacteria Borrelia burgdorgeri, el agente de la enfermedad de Lyme.

¿Una bacteria que se reconstruye a partir de las señales del ADN?

Esto sugiera una explicación de las observaciones de Montagnier de hace 10 años, que la bacteria podía ser reconstruida a partir de un filtrado estéril incubado con linfocitos humanos. Las señales electromagnéticas del ADN de la bacteria se encontraban en el filtrado estéril. Las nanoestructuras inducidas por el ADN de M. pirum en el filtrado llevaba la información de los diferentes segmentos del ADN de su genoma. Cada nanoestructura, al entrar en contacto con los linfocitos humanos, dirige la síntesis del ADN procedente del ADN polimerasa de la célula. Existe un cierta probabilidad de que cada pieza del ADN se recombine en la célula para reconstruir el genoma entero del ADN de Mycoplasma. A partir de ahí, la síntesis del resto de la bacteria -los lípidos de la membrana, los ribosomas y las proteínas, podrían formarse a partir de las células huésped. Una sola bacteria Mycoplasma reconstruida es suficiente para infectar a los linfocitos. “ Todos los pasos asumidos en la regeneración a partir del agua pueden ser analizados y consultados para su verificación. ” Escribieron los investigadores [3].

Esto nos recuerda que, en efecto, el grupo de Craig Venter afirmó haber creado la vida volviendo a armar el genoma de Mycoplasma a partir de piezas cogidas de las estanterías (ver [4] Synthetic Life? Not By a Long Shot, SiS 47). Así que ese paso al menos no es imposible.

Este hallazgo también encaja con la evidencia de que las moléculas se intercomunican por medido de señales electromagnéticas, lo que las uniría para las reacciones bioquímicas (ver [5] The Real Bioinformatics Revolution , SiS 33). Sin embargo, se plantea la cuestión fundamental de cómo el agua puede almacenar y recibir información electromagnética de tal precisión de modo que una secuencia de ADN puede ser reproducida sin una plantilla, que es como se hace normalmente.

La respuesta nos lleva a un viaje fascinante a través de décadas de investigación sobre la gran sensibilidad de los organismos a los campos electromagnéticos muy débiles, y a la teoría cuántica del agua ([6] Quantum Coherent Water, Non-thermal EMF Effects, & Homeopathy, y otros artículos relacionados, SiS 51).

Referencias
1. Ho MW. ‘Homeopathic’ siganls from DNA. Science in Society 48, 36-39, 2010.
2. Ho MW. Electromagnetic signals from HIV. Science in Society 48, 40-43, 2010.
3. Montagnier L, Aissa J, Del Giudice ED, Lavallee C, Tdeschi A and Vitiello G. DNA waves and water. Journal of Physics: Conferences Series, 2011, in print arXiv:1012.5166Ms
4. Ho MW. Synthetic life? Not by a long shot. Science in Society 47, 16-17, 2010. Science in Society 33, 42-45, 2007.
5. Ho MW. The real bioinformatics revolution. Science in Society 33, 42-45, 2007.
6. Ho MW. Quantum coherent water, non-thermal EMF effects, & homeopathy. Science in Society 51 (por aparecer).

http://www.i-sis.org.uk/DNA_sequence_reconstituted_from_Water_Memory.php