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Investigaciones del profesor Andrés Carrasco que muestran relación entre el Roundup y los defectos congénitos



Andrés Carrasco.- Científico argentino que es autor de un reciente informe titulado “Soja transgénica: ¿sostenible?¿responsable?”. Su investigación publicada en agosto de 2010 encontró que el glifosato causaba malformaciones en las ranas y embriones de pollo en dosis muy por debajo de las utilizadas en la práctica agrícola. Carrasco es director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del Consejo Nacional de Investigación Técnica (CONICET), Argentina. En su trabajo de Investigación, publicado en la revista científica Chemical Research in Toxicology, Carrasco extrapola directamente estos resultados a los seres humanos, vinculando el uso de Roundup en los cultivos de soja transgénica RR.

http://www.conadu.org.ar/pdf/Andrés%20Carrasco.pdf
http://uneamfagro.org/phocadownload/taller-glifosato_docs/anexo%201%20martinez.pdf

“Lo que sucede en Argentina es casi un experimento masivo”

Hace dos semanas denunció en Página/12 los efectos devastadores del compuesto herbicida sobre los embriones humanos. Esperaba una reacción, “pero no tan violenta”: fue amenazado, le armaron una campaña de desprestigio y hasta afirmaron que sus investigaciones no existían. Carrasco contesta y renueva sus cargos contra las multinacionales químicas.

Por Darío Aranda
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-124288-2009-05-03.html

Amenazas anónimas, campaña de desprestigio mediáticas y presiones políticas fueron algunas de las consecuencias de un doble pecado, investigar los efectos sanitarios del modelo agropecuario y, más grave aún, animarse a difundirlos. En el segundo piso de la Facultad de Medicina de la UBA trabaja Andrés Carrasco, profesor de embriología, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Embriología Molecular. Con treinta años de trabajo científico y académico, confirmó hace veinte días el efecto letal del glifosato en embriones, cuya marca comercial más famosa es Roundup, de la multinacional Monsanto. Sabía que vendría una réplica del sector, pero no esperaba que fuera de un calibre tan alto. “No descubrí nada nuevo. Sólo confirmé lo que otros científicos descubrieron”, explica, en su oficina pequeña y luminosa. Pasaron dos semanas complejas, con una campaña de desprestigio que aún no termina. Prefirió el silencio y avanzar en nuevas pruebas. Hasta que pusieron en duda la existencia de su investigación. “Creen que pueden ensuciar fácilmente treinta años de carrera. Son hipócritas, cipayos de las corporaciones, pero tienen miedo. Saben que no pueden tapar el sol con la mano. Hay pruebas científicas y, sobre todo, hay centenares de pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria.”


Veinte días atrás, cuando este diario difundió su investigación, ninguna empresa ni medio del sector retomó el tema. Pero tres días después se conoció otro hecho, inesperado: la Asociación de Abogados Ambientalistas presentó un amparo ante la Corte Suprema de Justicia, por el cual solicitó la prohibición de uso y venta hasta tanto no se investiguen sus efectos en la salud y el ambiente. Las empresas encendieron luces amarillas y comenzaron con comunicados, alarmadas por la posible baja de rentabilidad. Cinco días después, el lunes 20, el Ministerio de Defensa prohibió la siembra de soja en sus campos, haciéndose eco del efecto nocivo del agrotóxico. Fue un hecho político inédito, una cartera nacional alertó sobre los males de los agroquímicos. En ese momento, empresas, cámaras del sector, medios de comunicación y operadores políticos declararon el alerta máxima. Nunca antes las multinacionales del agro y sus voceros habían reaccionado tan violentamente. Durante toda la semana montaron una campaña en defensa de los agrotóxicos y, al mismo tiempo, de desprestigio hacia las voces críticas. El temor de los sostenedores de los agronegocios es la prohibición de su agrotóxico más famoso, uno de los químicos emblema del modelo agropecuario actual.
Glifosato, toxicidad y reacciones


¿Esperaba una reacción como la que se dio?


No. Fue una reacción violenta, desmedida y sucia. Sobre todo porque no descubrí nada nuevo, sólo confirmé algo a lo que otros habían llegado por otros caminos. Por eso no entiendo por qué tanto revuelo de las empresas. Hay que recordar que el origen del trabajo se remonta a contactos con comunidades víctimas del uso de agroquímicos. Ellas son la prueba más irrefutable de lo que yo investigué con un sistema y modelo experimental con el trabajo de hace 30 años, y con el cual confirmé que el glifosato es devastador en embriones anfibios; aun en dosis muy por debajo de las usadas en agricultura, ocasiona diversas y numerosas deformaciones.


¿Los resultados son extrapolables a la salud humana?


Los modelos animales de vertebrados que hoy se usan en la investigación embriológica tienen una mecánica del desarrollo embrionario temprano y una regulación genética común. Los resultados deben ser considerados extrapolables cuando un impacto externo los altera. El mundo científico lo sabe, y funcionarios de los ministerios también. Por eso, cuando encontré esas evidencias surgieron dos cuestiones a resolver, cómo seguir la investigación para saber cuál es la mecanística de un efecto que altera la forma normal del embrión, lo cual está en marcha. Y la otra decisión era cómo darla a conocer.


¿Por qué la difusión se transforma en un problema?


Porque no hay canales institucionales confiables que puedan receptar investigaciones de este tipo, con poderosos intereses en contra. Entonces la decisión personal fue hacerla pública, ya que no existe razón de Estado ni intereses económicos de las corporaciones que justifiquen el silencio cuando se trata de la salud pública. Hay que dejarlo claro, cuando se tiene un dato que sólo le interesa a un círculo pequeño, se lo pueden guardar hasta tener ajustado hasta el más mínimo detalle y lo canaliza por medios para ese pequeño círculo. Pero cuando uno demuestra hechos que pueden tener impacto en la salud pública, es obligación darle una difusión urgente y masiva.


¿Es una práctica común dar difusión a un avance científico antes de estar publicado en una revista científica?


Es algo totalmente común. En el país hay instituciones que todos los días difunden sus progresos científicos, que hasta poseen agentes de prensa que difunden los avances; nadie los cuestiona y los medios de comunicación los replican sin preguntar. Difunden progresos, sin papers, sin publicaciones y está muy bien. Pero claro, esas difusiones no afectan intereses de grupos poderosos.


Pero existe una tensión en el ámbito científico sobre cuándo dar a conocer un avance.


La tensión es si la divulgación debería esperar a ser “aprobado” (remarco las comillas porque es todo un tema aparte, que lleva años). Ahora, si la investigación tiene implicancias más allá de lo académico, afecta a la sociedad, el dilema moral es si me lo guardo hasta que termine el más mínimo detalle y mi narcisismo esté satisfecho, o prendo el alerta. Yo decidí dar la alerta, e insisto en que no es nada nuevo, hay antecedentes claros como Robert Belle y Gilles-Eric Seralini, que han hecho estudios con otros modelos, publicados, y con resultados más importantes que los míos. Lo que tendrían que hacer las instituciones, en vez de atacarme, como está sucediendo desde algunos funcionarios y las empresas, es informarse y comenzar a trabajar para remediar lo sucedido.


Las empresas, y los medios, de los agronegocios sostienen que no hay estudios serios.


Hay investigaciones en diversas partes del mundo y son muy serias, como las que acabo de mencionar. Las empresas y sus periodistas empleados descalifican una investigación, pero al mismo tiempo no escuchan la catarata de cuadros médicos palpables en las zonas sojeras; las provincias están plagadas de víctimas de agrotóxicos, pero ahí los diarios no quieren llegar, y mucho menos las empresas responsables. No entiendo por qué mi relato tiene más importancia que el de las Madres de Ituzaingó (barrio de las afueras de Córdoba, emblema de la contaminación con agroquímicos). Los médicos de las provincias están desde hace años denunciando, los campesinos y las barriadas urbanas también. Y queda todo silenciado. Es una evidencia de la realidad y es incontrastable. Yo me inspiré en esa realidad y los resultados son los conocidos. Las empresas del agro, los medios de comunicación, el mundo científico y la dirigencia política son básicamente hipócritas respecto de las consecuencias de los agrotóxicos, protestan y descalifican una simple investigación pero no son capaces de observar las innumerables evidencias médicas y reclamos en Santiago del Estero, Chaco, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe.


¿Qué otros trabajos existen?


Belle y Seralini en Francia. También hay trabajos de la Universidad Nacional del Litoral y de investigadores como Alejandro Oliva, de Rosario, que contó con la colaboración del INTA y Federación Agraria. Hay relevamientos de los doctores Rodolfo Páramo (Santa Fe) y Darío Gianfelici (Entre Ríos). No son muchos estudios, pero existen, son serios y están disponibles.


¿Por qué el sector científico no estudia?


Porque no en todo el mundo hay tan enorme cantidad de hectáreas con soja como se da en la Argentina. Hay casi 18 millones de hectáreas. Desde el punto de vista ecotoxicológico, lo que sucede en Argentina es casi un experimento masivo.


Las corporaciones y la ciencia


Se intentó deslegitimar su investigación diciendo que la UBA y el Conicet no sabían de su trabajo.


La UBA y el Conicet son organismos de gestión, no tienen por qué conocer todo lo que hago yo o lo que hacen todos sus investigadores. Está dentro de nuestras facultades definir las líneas de trabajo, investigar y dar a conocer resultados. Es la lógica de la investigación. Por eso yo no tengo que pedir autorización para iniciar una idea o un tema nuevo y ellos no tienen por qué conocerlo, porque la ciencia no funciona con organismos fiscalizadores de los temas que elegimos. Forma parte de la libertad académica, nos movemos por hipótesis, preguntas y desarrollamos investigaciones. También se dijo que el Conicet, como institución, no suscribió a mi investigación. Y es verdad, porque no se lo pedí y no tiene por qué suscribir en el marco de una idea nueva dentro de la amplitud de un proyecto. Es lo que sucede en centenares de investigaciones que se realizan. Que quede claro, el Conicet no tiene responsabilidad sobre mis decisiones. Es una decisión personal, como corresponde, no institucional. Y está dentro de mis facultades. Tampoco se requiere autorización institucional para desarrollar investigaciones, aunque sabemos que algunas son más resistidas que otras.


Son públicos los convenios entre Conicet y la minera Barrick Gold, y también con Monsanto, con la cual hasta contaban con un premio de investigación conjunto (“Animarse a Emprender”). ¿Las investigaciones que pudieran ser críticas con esos sectores son menos bienvenidas que otras?


(Sonríe.) Prefiero no responder.


¿Usted podría investigar para Monsanto?


Desde ya. El Conicet y la UBA lo permiten. Es más, muchos científicos trabajan desde hace años para empresas de biotecnología bajo la figura de asesor-consultor, por la cual el Conicet permite hasta doce horas semanales que sus investigadores provean servicios al sector público o privado.


Se acusa a su investigación de no estar validada en una publicación científica.


Es una chicana barata, de cuarta, que sólo muestra el temor de las empresas. En el mundo científico es sabido que la validación de un trabajo no se da por su publicación en una revista del sector. Es más, los científicos somos testigos de errores e incluso fraudes que se publican en revistas especializadas. Muchas veces se publica algo y luego se demuestra que es erróneo. Y, por otro lado, muchas veces hay investigaciones que no se publican no porque sean malas, sino porque a la revista no le interesa, sea por línea editorial o intereses en juego. Un ejemplo personal: en 1984 descubrimos genes muy importantes para el desarrollo embrionario, genes Hox. Publiqué dos papers en Cell, una de las mejores revistas del mundo, y había quienes creían y quienes no. Tuvieron que pasar años para que la comunidad científica lo validara.


El Laboratorio de Embriología es dependiente del Conicet. ¿Su trabajo tiene que ser validado por el Conicet?


Que por favor quede claro, ni el Conicet ni un comité editorial validan investigaciones, lo que hacen es evaluar la evidencia que uno presenta y juzgan la solidez desde la presentación. No tienen forma de verificar los resultados en forma práctica. La única certeza de una validación se da en que otros investigadores puedan repetir de forma sistemática, y hasta perfeccionada, los resultados de la investigación realizada.
¿Cuándo va a compartir su trabajo para ponerlo a discusión de la comunidad científica?
En breve. Debo terminar algunos ensayos y estará listo. Lo que más quiero es pasárselo a colegas, investigadores que repliquen el trabajo. De hecho ya lo he compartido con pares del país y del exterior. Desde ya que debieran ser estudios independientes, no los provistos por las corporaciones o espacios del Estado a su servicio.


¿Monsanto podría replicarlos?


Si contrata investigadores idóneos, sí. No tengo dudas de que lo hará y todos sabemos a qué resultados llegarán.


¿Cómo continuará la investigación?


Ya confirmamos las malformaciones. Ahora estamos avanzando en conocer cuál es el mecanismo de acción, es un paso más. Como es un trabajo científico, continuaré con el grado de libertad académica de que dispongo, tratando de ver cuáles son las causas mecanísticas y moleculares de las observaciones hechas para publicar los resultados. Aparte del anfibio, que nos sirve de modelo, extenderemos los experimentos a otros modelos de desarrollo embriológico, como aves.


¿Puede suceder que, con estas nuevas pruebas, los resultados difundidos –de malformaciones– no se repitan?


No hay forma. Porque fueron experimentos controlados, en los que fuimos rigurosos. Y, además, porque ya hay evidencia científica que va en ese sentido. Por eso, insisto, no descubrimos nada nuevo. Yo llegué a un resultado y creo en él. Si la comunidad científica llega a otra conclusión, bienvenido sea. El centro del problema no debiera ser esta investigación. Sería querer tapar el sol con la mano. Yo sólo aporté un punto más a la discusión. Pero hay sectores que quieren cerrarla, ni siquiera por convencimiento ideológico, sólo por conveniencia económica.


Se acusa a su trabajo de usar un método erróneo con el glifosato, y que por eso los resultados son devastadores: que las concentraciones de la experimentación nunca son las que eventualmente podría recibir un humano al ser aplicado en el campo. Hubo quien mencionó que “si ponemos gasoil en el vaso de leche, claro que ocasionará intoxicaciones, y no por eso se prohibirá el combustible”.


Ese tipo de afirmación tienen varias facetas. Por un lado, muestra desconocimiento biológico, lo cual es entendible para quien no se dedica a esta rama de la ciencia. Pero, en boca de los voceros de las corporaciones, también muestra una intencionalidad lejana a la inocencia, con intenciones de desprestigiar una estrategia de análisis mundialmente aceptada. Entonces sí me parece una comparación poco seria, maliciosa e hipócrita. Es sabido, tanto en la comunidad científica como en el sector agropecuario, que la aspersión del herbicida afecta ecosistemas, operando directa o indirectamente sobre insectos y otras especies animales cuando se ponen en contacto con el herbicida. O sea que además de células vegetales, también afectan organismos compuestos por células animales. Nuestros experimentos alertan que tanto el cóctel comercial como la droga pura en células animales generan alteraciones del desarrollo embrionario. Por lo tanto el glifosato dentro de la célula embrionaria altera el funcionamiento celular, tal como sucede en las células vegetales de las malezas. Por otra parte, ya está probado que los herbicidas se trasladan por la acción del viento. Es una prueba de la realidad, incontrastable, el padecimiento de familias de campos linderos y de barrios cercanos a las fumigaciones. Por lo tanto, el glifosato puede atravesar barreras respiratorias y/o placentarias y entrar a las células embrionarias, incluso existen avances científicos en esa dirección, como también existen registros de glifosato y de sus posibles metabolitos presentes en mujeres embarazadas. Esto podría correlacionarse con potenciales efectos malformativos. Por lo tanto, desentrañar si el glifosato puro inyectado tiene efectos sobre el comportamiento de células embrionarias animales durante el desarrollo era ineludible en una estrategia experimental correcta, e insisto que utilicé una estrategia de análisis clásica de la investigación científica.


¿Cree que hay que prohibir el glifosato?


En mi trabajo yo no planteo eso. Y no es de mi competencia proponer una medida de ese tipo. Lo único que afirmo, respaldado en 30 años de estudio en la regulación genética embrionaria, es que este producto genera alteraciones en el desarrollo, estoy seguro de eso.


Sus resultados no se corresponden con la clasificación del Senasa o las recomendaciones de la Secretaría de Agricultura.


Es un claro problema de ellos, que lo clasifican como de baja toxicidad. Todo lo contrario de lo que afirman estudios diversos, que confirman la alteración de mecanismos celulares y, sobre todo, contrario a lo que padecen familias de una decena de provincias. Es de locos pensar que no pasa nada.

Imágenes:
http://www.gmwatch.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=12496:reports-images-for-download
Interview in English and Spanish, and links to Carrasco’s published research paper:

Mensaje de Anonymus a Monsanto: luchamos a favor de los agricultores

A los ciudadanos del Mundo con libertad de pensamiento:

Anonymus defiende a los agricultores y a las organizaciones que denuncian las prácticas de Monsanto. Aplaudimos la valentía de aquellas organizaciones y personas que están en pie de guerra contra Monsanto, y estamos unidos contra el abuso opresor y corporativo al que nos someten.
Monsanto está contaminando el mundo con sus productos químicos y los cultivos modificados genéticamente, utiliza los alimentos con ánimo de lucro aunque diga que alimenta a los hambrientos y que protege el medio ambiente. Anonymus es de todos, de todo aquel que no puede soportar la injusticia y decide hacer algo al respecto. Nos hemos extendido por todo el planeta y hemos venido para quedarnos.

Este es un mensaje dirigido a Monsanto, y exigimos que se detenga:
  • La contaminación de la cadena mundial de alimentos con transgénicos
  • Que se deje de intimidar a los pequeños agricultores mediante la táctica del miedo y las demandas
  • Que no se propague el uso de aquellos pesticidas y herbicidas que causan daño y destrucción
  • Que deje de utilizarse la tecnología Terminator, que convierte en estériles a las plantas.
  • Que acabe con el secuestro de las negociaciones de la ONU sobre el cambio climático, cosa que hace en su propio beneficio.
  • Que no se reduzcan las tierras de cultivo, en favor de la pérdida de fertilidad por el uso de monocultivos y de fertilizantes químicos.
  • Acabar con la angustia (lo que les lleva al suicidio) de cientos de miles de agricultores indios, debido a las grandes deudas y dependencia que contraen con la Corporación.
  • Desechar la utilización del herbicida Roundup, que causa daños congénitos y malformaciones.
  • Acabar con los sobornos a los funcionarios de Gobiernos e Instituciones
  • Dejar de realizar la práctica ilegal de infiltración en los grupos antitransgénicos.

Estos crímenes no quedarán impunes… Anonymus no perdonará a aquellos que apoyen sus prácticas opresivas y su permanente afán de lucro y destrucción. AGRA es un ejemplo de esto:

En 2006, AGRA, Alianza para una revolución verde en África, se fundó con fondos de Bill Gates y la Fundación Rockefeller. Entre los miembros fundadores de AGRA se encuentran: Monsanto, Novartis, Sanofi-Aventis, GlaxoSmithKline, Procter and Gamble, Merk, Mosaic, Pfizer, Sumitomo Chemical y Yara. El hecho de que estas empresas sean fabricantes de productos químicos o farmacéuticos no es un casual.

Las personas del mundo están pendientes de estas prácticas y Anonymus también.

Semillas oportunistas:

El cambio climático está ofreciendo a estas empresas una excusa perfecto para atacar a los países más pobres con la excusa de rescatar a los agricultores mediante la utilización de cultivos transgénicos y pesticidas químicos. Estas Corporaciones erradican las formas tradicionales de agricultura de estos países, obteniendo a cambio enormes ganancias.

La introducción de los transgénicos está afectando drásticamente a la renta de los agricultores locales, ya que estos tienen que utilizar los productos químicos asociados a las semillas de Monsanto, dejándoles uso exiguos márgenes de rentabilidad.

Incluso hay muchos casos en los que Monsanto ha demandado a los pequeños agricultores después de que el polen de los cultivos transgénicos contaminase accidentalmente los cultivos tradicionales. Debido a que Monsanto tienen patentada sus semillas, ésta sostiene que los agricultores están violando las leyes que protegen las patentes.

Estas prácticas repugnantes e inhumanas no pueden ser toleradas.
Anonymus insta a todos los ciudadanos interesados en ponerse de pie para defender a estos agricultores, ponerse de pie para defender el futuro de nuestros alimentos. Proteste, organícese y difunda esta información entre sus amigos.

NO A LOS PRODUCTOS TÓXICOS EN LOS ALIMENTOS
NO A LOS TRANSGÉNICOS
NO A MONSANTO
Somos Anonymus
Somos legión
No perdonamos
No olvidamos
Sabemos esperar

Enlaces:
(Incluyo también algunos enlaces al blog que hacen referencia a los mismos aspectos tratados en el mensaje de Anonymus y que están traducidos al castellano)
2.- Infiltración en los grupos antitransgénicos:
3.- Destrucción del suelo, calidad del aire, contaminación de aguas subterráneas, deforestación:
4.- Defectos de nacimiento causados ​​por los productos químicos de Monsanto, como el glifosato:
5.- Suicidios de campesinos en la India:
6.- Sobornos:
Fuente de la noticia:

Más problemas con el glifosato: los cultivadores de arroz dan la alarma

Por Rady Ananda, 16 de mayo de 2011
foodfreedom.wordpress.com

Se añaden nuevos problemas al sector del arroz, después de que Bayer CropScience contaminase un tercio del arroz de Estados Unidos con un arroz transgénico en 2006, por la aplicación generalizada de glifosato de Monsanto y del glufosinato de Bayer, con una reducción en los rendimientos de los cultivos y la aparición de deformaciones en las plantas de arroz que sobreviven

( En la imagen, el glifosato deforma las zonas de crecimiento en las plantas de arroz.)

Arroz Mississippi Council (MRC) ha hecho saltar la alarma por los daños causados por la utilización en las áreas donde está cultivado del glifosato, el principal ingrediente del herbicida Roundup de Monsanto, pidiéndose que se restrinjan sus áreas de aplicación.

El presidente de MRC, Mike Wagner, dijo recientemente en la reunión anual de la Asociación Agrícola de Aviación de Mississippi que el glifosato está causando estragos entre los cultivos del arroz natural allí donde “se siembran cultivos modificados genéticamente tolerantes al glifosato”. 

Wagner informaba que “ los especialista en arroz observaron que si bien no había daños visibles en la etapa de crecimiento, más tarde aparecían malformaciones típicas asociadas al glifosato: una formación en pico de loro en lugar de su forma normal alargada.” 

El glifosato provoca que aparezcan deformaciones en forma de pico de loro

Los estudios realizados durante 2007 y 2008 por la Universidad de Michigan muestran una reducción del rendimiento del 80% por el uso del glifosato, así como del glufosinato, un herbicida producido por Bayer. Las causas de reducción del rendimiento: hojas quemadas y retraso en el crecimiento de las plantas de arroz.

En diciembre, MRC recomendó por unanimidad que la fecha límite anual para la aplicación en su área de estos herbicidas sería el 1 de junio, cuando ya está determinado el potencial de rendimiento del arroz.

Los daños que se produzcan a partir de ese momento ya no permiten una replantación. En consecuencia, el agricultor tiene dos sogas al cuello: (1) su cultivo le va a generar menos ingresos, y (2) ya ha realizado toda los gastos asociados a este cultivo”, dijo Wagner.

Debido a que los gastos oscilan entre los 650 dólares y los 900 dólares, “ uno enseguida comprueba que las pérdidas pueden ser enormes. Esto es lo que está afectando a nuestra industria del arroz, un problema que persiste. Nuestra alarma está justificada.”

En 2010, se observó en el arroz de Luisiana (Louisiana Rice) la aparición de unas manchas producidas por bacterias en la panícula, en la hoja, “algo que nunca se había visto”. Aunque se atribuyó a las altas temperaturas, anormales para ese período, la causa más probable es el glifosato o el glufosinato, que destruyen la microflora del suelo, ayudan en la defensa de la planta.

La contaminación genética en 2006 del arroz natural produjo un colapso de los mercados de exportación a Europa y otros países, y con las nuevas reducciones en el rendimiento del arroz natural, también persiste la amenaza con un nuevo colapso de esta industria.

Censura a los científicos
La divulgación de esta información puede trastocar su carrera y terminar en lo peor. En el estudio de la Universidad de Michigan, antes citado, los investigadores observaron que la mayoría de los agricultores de arroz creían de forma errónea que el glufosinato era sólo un producto cosmético. Peor aún, en 2008, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos anunció que dejaría de publicar información sobre la utilización de productos agroquímicos en los cultivos, dejando a las personas expuestas a la intoxicación del medio ambiente. Desde entonces, ha habido que confiar en informes esporádicos, o en científicos independientes, para advertirnos de los peligros emergentes.

La bella película de Bertram Verhaag, “La Ciencia agredida”, es una de las varias que se ha producido en torno a la biotecnología. (Véanse también David vs Monsanto, Semillas y Multinacionales de las semillas y Vida fuera de control). En La Ciencia agredida, se entrevista a científicos cuyas carreras se vieron sesgadas debido a los estudios publicados que advertían de los peligros para la salud de los cultivos modificados genéticamente. Desde la disminución del tamaño del cerebro en ratas alimentadas con alimentos transgénicos, debilidad del sistema inmunológico, daños en distintos órganos, mucha información ha sido censurada por la Industria Biotecnológica y los Gobiernos se encuentra en deuda con ella.

Cuando el mundialmente conocido bioquímico Arpad Pusztai estudió el efecto de una patata modificada genéticamente en ratas, encontró “36 diferencias significativas” entre las ratas alimentadas con los transgénicos y las alimentadas de forma natural. La película incluye una entrevista que apareció en la televisión del Reino Unido en 1999, exponiendo algunos de estos problemas. Los 150 segundos en los que apareció en pantalla cambiaron su vida por completo. Él y su esposa fueron despedidos, su reputación vilipendiada.

En una demanda de 1998, el Centro de Seguridad Alimentaria sacó a la luz miles de documentos que demuestran que la FDA ( Administración de Alimentos y Medicamentos) censuró la presentación de informes en los que se aseguraba que los cultivos transgénicos no son “sustancialmente equivalentes” a los cultivos normales, negándose a realizar los estudios recomendados.

Ignacio Chapela es otro científico que fue noticia cuando expuso la amplia contaminación genética del maíz natural en México, que en aquel tiempo prohibió los cultivos modificados genéticamente. La Universidad de Berkeley intentó por tres veces que Chapela hiciese la prueba de fuego, antes de que aceptase un trabajo en Noruega, en el Instituto de Ecología Genética. Este estudio de investigación multidisciplinar se dedica a la seguridad biotecnológica. Su existencia revela una forma de rebelión científica a nivel mundial frente a la tecnocracia que sólo sirve al dinero.

A principios de este año, en respuesta a la censura científica sobre alimentos transgénicos y sus agroquímicos asociados, el Comisario Europeo de Sanidad y Política del Consumidor, John Dalli, prometió revisar el proceso de evaluación de riesgos, proporcionar fondos para la investigación independiente sobre “ tóxicos ambientales, alergénicos o relacionados con la nutrición”.

El glifosato: abortos espontáneos y malformaciones congénitas

Otra advertencia científico sobre el glifosato, y que también aparece en la película, es la de Andrés Carrasco. En 2010, publicó un resumen de las evidencias científicas sobre la soja genéticamente modificada y el herbicida glifosato y sus efectos en los seres humanos. En La ciencia agredida, Carrasco informa sobre las malformaciones que el glifosato produce en los fetos ( Imagen de Veneno en las Pampas)


El resumen incluye un estudio “en las células humanas, encontrando que las cuatro presentaciones distintas de Roundup causan la muerte celular en 24 horas. Estos efectos se encontraron incluso en diluciones muy bajas, presenten es residuos de alimentos y piensos.”

Es de destacar que “los adyuvantes en Roundup aumentan la toxicidad del glifosato, ya que permiten que el herbicida penetre en las células humanas con mayor facilidad.”

En Veneno en las Pampas (http://www.youtube.com/watch?v=IlJXjs9PyJc&feature=related), el periodista Rolando Grana dijo en abril de año pasado que había documentado defectos graves de nacimiento en las madres expuestas al glifosato durante el embarazo.

Los agroquímicos a escala industrial y los cultivos transgénicos también están asociados al colapso de las poblaciones de abejas, como se detalla en la película La reina Sol. De hecho, cada vez hay más pruebas realizadas por científicos independientes que muestran el daño producido a las abejas que ingieren cultivos transgénicos, y no es de extrañar que las personas que aparecen en esta película están convencidas de que los cultivos transgénicos contribuyen al colapso de estas colonias ( Mi comentario aquí)

Supermalezas resistentes a los herbicidas: un problema creciente entre los agricultores en los Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia. 

A principios de este año, el patólogo Don Huber reveló una relación entre el glifosato y un nuevo agente patógeno que se encuentra en el suelo y los alimentos de los animales, los cuales sufren de infertilidad y abortos espontáneos. El patógeno se asocia al síndrome de muerte súbita en la Soja Rounduo Ready (RR) de Monsanto y con el marchitamiento de Grozz en el maíz RR.

Además de la advertencia a la USDA en el mes de enero, Huber también notificó al presidente de la Unión Europea y varios ministros en abril sobre los peligros para las plantas y animales asociados con el glifosato. “Sencillamente, el asunto se debe tratar con la mayor emergencia”, dijo al secretario de la USDA.


El organismo microscópico recién descubierto es “contagioso para el ganado bovino, los cerdos, los caballos y las aves de corral”, dijo Huber para Democracy Now a principios de este mes en una entrevista, “Mata a un óvulo fecundado en 24-48 horas”. 

Una cuestión importante: Huber estaba preocupado por la contaminación genética de la alfalfa natural, que tiene garantizada la polinización abierta. Huber predice que “en cinco años no quedará nada, salvo la alfalfa Roundup Ready. La coexistencia no es posible”, dice. “De producirse un grave problema con los cultivos forrajeros se puede trasladar el enorme impacto sobre la producción ganadera.” 

Haciendo caso omiso de las advertencias de Huber, la USDA aprobó el cultivo de la alfalfa transgénica este año. Esta aprobación se puede ver como un deliberado ataque contra la producción de carne ecológica y la industria lechera de Estados Unidos y Canadá. [...]

La Asociación Agrícola Nacional de Aviación llevará a cabo una convención anual este año en las Vegas, del 5 al 8 de diciembre, en el hotel Hilton. Allí se revisará toda la documentación sobre los daños causados por los agroquímicos sobre la salud humana y animal, así como al medio ambiente.

Este artículo ha sido publicado por primera vez en Global Research por Rady Ananda, especializada en Recursos Naturales y administradora de los sitios web Food Freedom y COTO Report.

Fuente de este artículo:
http://foodfreedom.wordpress.com/2011/05/16/glyphosate-and-natural-rice/#more-8183

.Otros artículos relacionados:
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2010/05/28/los-cultivos-tolerantes-al-glifosato-traen-enfermedades-y-muerte-1/