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Pásame el mando cariño, que esto está empezando a aburrirme

Título original: Para comprender lo que está pasando realmente en el Mundo, hay que dejar de pensar como un estadounidense de clase media.

por William Hicks / 25 de junio de 2011


Tuve una conversación con un compañero de profesión, que había trabajado durante un tiempo en Egipto, regresando de nuevo a casa justo poco antes de que estallaran los protestas y se produjera la abrupta salida del poder de Hosni Mubarak. Empezamos a hablar del estado de la economía y mencioné la imprudente política de la Reserva Federal, de modo que el establecimiento de unas tasas de interés cercanas al 0% fue uno de los factores primarios que arrastraron a Mubarak, y también ha sido la causa de que los disturbios civiles se hayan extendido por Medio Oriente. Mi colega, que pasó un año en El Cairo, y que presumiblemente habría visto el desarrollo de los acontecimientos de primera mano, me miró con curiosidad y me preguntó en base a qué hacia semejante afirmación.

Le expliqué pacientemente que el hecho de que hubiese un exceso de liquidez en la Economía Mundial, Benny y los Cartuchos de Tinta (como cariñosamente se nombra a la Reserva Federal y a Bernanke) devaluaron el dólar y se produjo un aumento de la inversión especulativa en los mercados de materias primas por aquellos chacales que llevaron a la Economía al colapso. Esto ha producido un dramático aumento del precio de los alimentos y la energía, que cotizan en dólares, debido a la posición ventajosa de tener la moneda de Estados Unidos como reserva mundial. Le hablé del gran aumento del precio del azúcar, lo que había leído en algunas noticias como unas de las causas de los levantamientos iniciales en Túnez, que luego se extendieron a Egipto.

Esto produjo una mayor confusión en mi colega. ¿El azúcar, pero eso es algo tan importante?

Le expliqué que históricamente el aumento de los precios de los alimentos siempre ha sido un factor clave en las revueltas contra los regímenes opresivos. Se lo continué explicando para llegase a comprender lo que estaba pasando en Egipto y en otros lugares, pero para ello mi compañero necesita dejar de pensar como un típico americano de la clase media.

Desde la Gran Depresión pocas veces los estadounidenses han tenido que preocuparse por el coste de los alimentos y la energía, ya que desde el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, sólo un pequeño porcentaje ( quizás de un 10 a 20%) del presupuesto familiar se ha dedicado a estos dos conceptos. Pero como le dije a mi compañero, para los egipcios el coste de los alimentos puede suponer un aumento del 50% o más en sus ingresos anuales. Por lo tanto, un aumento de un 25% en alimentos básicos como el maíz, el trigo y el azúcar, que si bien es algo inapreciable para muchos estadounidenses, puede ser cuestión de vida o muerte para las personas que viven en o cerca de los niveles de subsistencia, que además no tienen ningún programa de ayudas estatales al que poder recurrir en caso de que las cosas se pongan difíciles.

Llegados a este punto sentí que mi compañero empezaba a comprender. Me dijo que nunca había visto las cosas desde ese punto de vista.

Hay un montón de otras muchas cosas que los estadounidenses comprenderían mejor si dejasen de ver el mundo desde su óptica centrada en sí mismos. No se necesita mucha imaginación para darse cuenta el porqué la gente de los países donde nuestro Ejército lanza los misiles teledirigidos nos odia. Sentiríamos lo mismo hacia ellos si fuesen los que lanzasen los misiles contra nosotros.

Tienes razón, me contestó, pero me di cuenta de que empezaba a sentirse incómodo con la dirección que tomaba aquella conversación, así que dejé de insistir.

Todo esto es muy obvio, pero rara vez los ciudadanos estadounidenses se dan cuenta de ello, bombardeados como están por las mentiras constantes de los medios de comunicación. Esta falta de pensamiento crítico es lo que permite a los gobernantes decir cosas como las que dijeron hace poco: anunciar que están estudiando la posibilidad de denunciar a Siria por crímenes de guerra. Sin embargo, no les pedimos cuentas por las muertes de civiles que se producen por el lanzamiento de nuestros misiles teledirigidos.
Aquella conversación de dejó muy deprimido. Y eso porque mi compañero, un estadounidense que ha recibido una excelente educación, que forma parte de una minoría culta y que ha viajado por el extranjero, era totalmente ajeno a los asuntos del mundo real. ¿Qué esperanza hay con el resto de norteamericanos que sólo se preocupan de beber cerveza y contar las alas de los búfalos? La gente ni sabe… ni quiere saber, con tal de que se encienda la luz cada vez que dan al interruptor y tengan gasolina en el surtidores, todo para ellos irá bien, muy bien.

Pásame el mando cariño, que este espectáculo está empezando a aburrirme.
William Hicks vivien en el Norte de Virginia, escribe acerca del pico del petróleo y de los problemas económicos en su blog The Downward Spiral, un Réquiem por el sueño americano.

http://dissidentvoice.org/2011/06/if-you-want-to-understand-what’s-really-going-on-in-the-world-stop-thinking-like-a-middle-class-american/#more-34109