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Se refuerza la propaganda nuclear después de Fukushima

Science in Society #53 – Spring 2012


Después del accidente de Fukushima, casi todos los países con centrales nucleares reconsideraron su posición. Francia y Japón anunciaron planes para reducir su dependencia de la energía nuclear: Alemania, Italia y Suiza, anunciaron que la abandonaban por completo. China pospuso su decisión hasta volver a realizar una nueva evaluación (Fukushima Fallout, SiS 51).

La respuesta del Reino Unido fue completamente diferente. Unos días después del tsunami, cuando la situación estaba fuera de control y nadie podía predecir las consecuencias, el Gobierno se reunió con la Industria Nuclear, y sin extraer consecuencias de los acontecimientos de Fukushima, pusieron en marcha la máquina propagandística para calmar los temores de la gente. En un correo electrónico del Department of Business, Industry and Skills con fecha 13 de marzo ( el tsunami se produjo el 11 de marzo) se lee: “Tenemos que conseguir que la oposición a la energía nuclear no gane terreno en este sentido. Tenemos que ocupar el territorio y mantenerlo”.

Esta campaña continúa. Si acude a una reunión sobre el tema de la energía, la sostenibilidad, o sobre el cambio climático, es casi seguro que se encuentre con un portavoz de confianza que proclame que la energía nuclear es segura y la única manera de tener una fuente de energía eléctrica sin destruir el planeta.

Para ver las cosas en perspectiva, de acuerdo con la Industria Nuclear, las centrales nucleares proporcionaron en 2010 el 13,5% de la producción mundial de electricidad, en comparación con el 20% suministrado por las energías renovables ese mismo año. En total, las energías renovables representaron el 16% de la energía global consumida, mientras que la energía nuclear sólo representó el 5,2%. Obviamente, la energía nuclear no es precisamente la que mantiene las bombillas encendidas, y su peligrosidad bien podría destruir el planeta con los desechos tóxicos y radiactivos, mientras que el potencial de la energía solar y eólica ha sido poco explotado ( Green Energies – 100% Renewable by 2050, ISIS/TWN publicación)

En cuanto a su seguridad, además de la gran cantidad de desechos radiactivos, se han producido importantes accidentes, como el de Three Mile island, Chernobyl y Fukushima, y otros menos conocidos, como el de Windscale en el Reino Unidos, y en otros muchos lugares. Sin embargo, los grupos de presión están sumando sus esfuerzos para convencernos de que ninguno de ellos fue lo suficientemente grave. George Monbiot, por ejemplo, insiste en que el número de muertes por el accidente de Chernobyl fue como mucho de 58 [8], cuando incluso las fuentes oficiales las estiman en varios miles (véase The Truth about Chernobyl, SiS 47). Y de acuerdo con el Presidente de la Royal Society of Chemistry, la gente sólo se preocupa por la forma en que el cine y la televisión presenta la energía nuclear. “Vamos a decir sí a la energía nuclear y no a las tonterías del Doctor No”, dice.

Y con respecto a la economía, las centrales nucleares requieren de grandes inversiones, por lo que se han construido muy pocas en Europa y los Estados Unidos durante los últimos veinte años ( véanse http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2010/06/16/desenmascarando-las-estimaciones-de-los-gobiernos-sobre-el-coste-de-la-energia-nuclear/ y http://www.i-sis.org.uk/The_Real_Cost_of_Nuclear_Power.php) . Actualmente hay dos en construcción: la de Ulkilouto y la de Flamanville, que van camino de sobrepasar con creces las estimaciones iniciales de su coste. Ningún país ha resuelto todavía el problema de los residuos radiactivos, y nadie sabe lo que esto supondrá en costes adicionales. El coste estimado para los contribuyentes del Reino Unidos en el tratamiento de estos residuos fue de 73 mil millones de libras en 2008 y va en aumento (http://www.i-sis.org.uk/TheNuclearBlackHole.php y otros artículos relacionados, SiS 40).

Las evidencias sobre la seguridad y el coste son claras y son numerosas las organizaciones que han estado incidiendo en este asunto ( véase por ejemplo Close-up on Nuclear Safety, SiS 40). Pero esto no ha impedido que los grupos de presión insistan en sus argumentos: que es segura y barata: “Basta mirar a Francia”.

El mito nuclear francés al descubierto.

Cualquiera que haya sido la experiencia nuclear en el Reino Unido, no tenemos más que mirar al otro lado del Canal para ver un ejemplo de éxito, al menos eso se nos dice. En respuesta a la crisis del petróleo de 1973, Francia, que tiene muy pocos recursos en combustibles fósiles, se comprometió con la energía nuclear. Hoy día cuenta con 58 reactores nucleares en funcionamiento y produce más de las tres cuartas partes de la electricidad del país y es el mayor exportador mundial de electricidad. Y si bien otros países han tenido problemas, los franceses son bien conocidos por su habilidad para tratar con esta avanzada tecnología, que han hecho que parezca segura y rentable.

Es cierto que Francia tiene una gran cantidad de reactores nucleares, que produce electricidad, exporta a sus vecinos y hasta ahora no ha tenido ningún gran accidente nuclear.

Pero también es cierto, sin embargo, que la Industria nuclear francesa es un continuo desastre financiero y ecológico, a pesar de haber recibido grandes sumas de dinero en ayudas públicas. Está sobredimensionada, exportando electricidad a bajos precios a otros países, cuando la demanda es menor y compra a precios más altos cuando la demanda es alta, teniendo que parar la producción durante los fines de semana para una gestión adecuada. El Gobierno francés ha hecho todo lo posible para alentar a los franceses para que utilicen la energía eléctrica para calefacción y agua caliente, toda una pesadilla termodinámica en cuanto a eficiencia se refiere. Lo cierto es que el 73% de la energía final producida en Francia se debe a combustibles fósiles, y aún así hay unos tres millones de hogares en Francia que pasan frío durante el invierno y consideran que hay escasez de combustible.

Y aunque no ha sucedido nada comprable con los accidente de Three Mile Island, Chernobyl o Fukushima, no deja de ser motivo de preocupación tanto para ellos como para sus vecinos. El Gobierno francés ha hecho todo lo posible para ocultar los niveles de radiación de Chernobyl a sus propios ciudadanos.

Para exponer los mitos nucleares en Francia, solicitamos la ayuda de Susie Greaves, que vive en Francia y ha seguida muy de cerca durante años la Industria Nuclear. Disipa cualquier ilusión sobre la experiencia nuclear de este país que pudiera alentar al Reino Unido o cualquier otro que emprendiese un camino de dependencia nuclear ((Véase http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2012/01/24/el-verdadero-coste-de-la-energia-nuclear-en-francia/).

Matar al mensajero

Durante el último año, los grupos de presión han estado atacando el informe Yablokov, en el que se hicieron unas estimaciones de las muertes asociadas a Chernobyl. En realidad esto representa un avance, pues hasta hace poco simplemente lo ignoraban.

Hay un argumento especialmente preocupante: los grupos de presión critican el informe Yablokov sobre las cifras de personas afectadas por cáncer. Dicen que como no se pueden relacionar estos casos con la radiación, entonces se está dando una imagen falsa. De hecho, en el informe Yablokov existen dos secciones separadas. Se hace una estimación de 250.000 muertes por cáncer.

El cáncer no es la única enfermedad producida por la radiación. También se encuentran los defectos congénitos, y muchos de los datos citados tienen que ver con los niños. Para dar sólo un ejemplo: la región de Lothian en Escocia recibió más radiación que la mayor parte del resto del Reino Unido y hubo un número significativamente más alto de niños que nacieron con síndrome de Down en 1987, un año después de Chernobyl.

Incluso si se acepta que pueda existir otra causa primaria, la radiación puede contribuir a ello, por ejemplo acelerando su progreso o impidiendo que el cuerpo lo combata con eficacia. Se plantea una cuestión muy importante. Chernobyl fue un desastre, pero también fue un gran experimento. Yablokov y sus colaboradores recogieron gran cantidad de datos en muchas regiones de la antigua Unión Soviética. De este modo pudieron comparar la incidencia de muchas enfermedades en las zonas donde habían recibido altos niveles de radiación con otras áreas que no la habían recibido. Había una amplia de gama de enfermedades que no se habían relacionado con la exposición a la radiación, pero ahora hay evidencias epidemiológicas que sugieren que sí la hay.

Esto no constituye una prueba de causa y efecto, al igual que el trabajo de Doll y Bradford Hill no ha demostrado que fumar cigarrillos cause cáncer de pulmón. Pero hay fuertes indicios que esa conexión, y debe ser el punto de partida de más investigaciones. En cambio, en su afán de desacreditar el informe Yablokov y así ocultar la verdadera dimensión del desastre, incluyendo el de Chernobyl, la OMS y otras agencias internacionales, están ignorando deliberadamente un conjunto de datos que podrían conducir a una mejor comprensión de muchas enfermedades y de los peligros de las radiaciones ionizantes. Esto es inconcebible.

Una versión con todas las referencias está disponible para los miembros de ISIS en su página web:



La Ciencia al servicio del poder: la Industria nuclear después de Chernobyl y Fukushima (I)

Por Gayle Greene, 20 de enero de 2012

Asia Pacific Journal


Una de las maravillas que no deja de sorprendernos es la capacidad de la Industria Nuclear para renacer de sus ruinas a finales del siglo pasado, después de derrumbarse bajo su ineficiencia, sus costes y los grandes accidentes. El de Chernobyl liberó varios cientos de veces la radiactividad de las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki juntas, contaminando más del 40% de Europa y de todo el hemisferio norte (1). Pero llegó el lobby nuclear para dar nueva vida a esta Industria, limpiando la cara de esta fuente de energía que ha contaminado medio planeta. La “nueva mirada hacia lo nuclear” – en palabras aparecidas en un artículo de The New Tork Times el 13 de mayo de 2006 (2)-, allanó el camino hacia un renacimiento nuclear, que tampoco el accidente de Fukushima ha acabado con él.

 
Los medios de comunicación son poderosos defensores de la energía nuclear, lo cual no es ninguna sorpresa. “Los medios llevan a cabo una campaña especializada de promoción, intensiva y eficaz por parte de la Industria Nuclear, desinformando…y extendiendo creencias incluso entre gente por otra parte bastante sensata”, así lo afirma el Informe Mundial de la Energía Nuclear del Worldwatch Institute (3). Lo que es menos conocido es la naturaleza de las pruebas que presenta la Industria Nuclear, una Guerra Fría de la Ciencia, sobre el riesgo de recibir radiación a dosis bajas, lo que está siendo utilizado para mantener en silencio lo que está ocurriendo en Fukushima y levantando un muro sobre las pruebas que justifican el poner fin a esta Industria.

A continuación algunas de las joyas aparecidas en algunos medios de comunicación:
  • Las cantidades ínfimas de radiación producida por la nube radiactiva que se extiende por Estados no supone ningún peligro para la salud, según aseguraba el Departamento de Energía ( William Broad, “La radiación en Estados Unidos es inofensiva, según las autoridades”, New York Times, 22 de marzo de 2011).

  • El riesgo de padecer cáncer es muy bajo, inferior a lo que la gente piensa”, explica Evan Douple, director de la Fundación de Investigación de los Efectos de la Radiación (RERF), que ha estudiado a los sobrevivientes de la bomba atómica y consideró que “a dosis muy bajas, el riesgo es muy bajo” (Denise Grady, “La radiación está en todas partes, pero ¿cómo evaluar el daño?” New York Times, 5 de abril de 2011).

  • En un programa de la NPR (National Public Radio) emitido pocos días después del accidente de Fukushima Daiichi, se citaba al mismo Evan Douple, diciendo que los niveles de radiación alrededor de la planta “ eran tranquilizadores. A estos niveles no creo que ningún estudio fuese capaz de encontrar efectos sobre la salud, incluso en el futuro”. (Primeros datos sobre radiación y temores sobre efectos en la salud”, Richard Knox y Andrew Prince, 18 de marzo de 2011). El programa de la NPR, como decía Grady, subrayaba que la Fundación de Investigación de los Efectos de la Radiación (RERF) tiene seis décadas de experiencia, por lo que algo sabrá sobre el tema.

  • El periodista británico George Monbiot, un ecologista que se volvió defensor de la Energía Nuclear, se refiere a los datos de la RERF como de “consenso científico”, citando de nuevo que las bajas dosis de radiación tienen un bajo riesgo de producir cáncer. (4)

    Todo el mundo sabe que la radiación a altas dosis es perjudicial, pero los estudios realizados sobre Hiroshima nos deben tranquilizar, ya que el riesgo disminuye a medida que disminuye la dosis, hasta volverse insignificante. Esta es una creencia que necesita extender la Industria Nuclear, porque los reactores nucleares liberan radiación no sólo cuando se produce un accidente, sino que es la rutina diaria durante las operaciones y el tratamiento de los residuos nucleares. Si las bajas dosis de radiación no son despreciables, los trabajadores de la esta Industria no están exentos de riesgo, al igual que las personas que viven en las cercanías de los reactores nucleares – y la vida misma de este planeta. Los residuos producidos por los reactores no se diluye y dispersa, no desaparece, como los defensores de la Industria Nuclear nos quieren hacer creer, sino que son arrastrados por el viento, por las mareas, se filtra en el subsuelo y contamina las aguas subterráneas, se abre paso en la cadena alimentaria y llega hasta nosotros, sumándose a los múltiples factores que producen cáncer y defectos de nacimiento. Su legado es más duradero en el tiempo que cualquier civilización que haya existido, por ejemplo el plutonio, que con una vida media de 24.000 años nos viene a decir que es para siempre.
¿Qué es lo que investiga esta Fundación sobre los efectos de la radiación y qué es lo que tiene que decir la Ciencia sobre “estas afirmaciones tranquilizadoras”?
***
La Atomic Bomb Casualty Commission (ABCC), como fue denominada en un principio, comenzó sus estudios de los sobrevivientes cinco años después del lanzamiento de las bombas atómicas (Su nombre fue cambiado por el de Fundación de Investigación de los Efectos de la Radiación (RERF) a mediados de los años 70…). Japón ha sido bombardeada dos veces con armas nucleares, primero como enemiga de los Aliados y en 2011 al sufrir un accidente nuclear con los reactores de General Electric enviados desde Estados Unidos, siendo por tanto la población más estudiada sobre los efectos de la radiación, ya que los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki irradió a un número elevado de personas. “Pero los norteamericanos son maravillosos”, se dice que exclamó el experto en radiación Tsuzuki Maso, de Japón, que lamentó el tener únicamente conejos para seguir trabajando: “Habría hecho falta realizar los experimentos en humanos“ (5)

La ABCC estudió, pero no trató los efectos de la radiación, y muchos de los sobrevivientes no estuvieron dispuestos a identificarse, ya que estos no deseaban exponer sus problemas de salud a investigadores estadounidenses, expuestos a la estigma social y a numerosos trámites burocráticos. Pero a pesar de eso, muchos vinieron voluntariamente y se realizó un gran estudio, el estudio más amplio realizado sobre los efectos en la salud de la radiación nuclear. Ningún otro estudio médico ha podido disponer de tantos recursos, de equipos científicos y otros equipos de tecnología avanzada, financiados por la Comisión de la Energía Atómica (Consejo de Energía Nuclear). Ya que se trata del estudio epidemiológico más amplio, mayor será su fiabilidadad estadística, lo que propició que se considerasen estos datos como el patrón oro del riesgo de la radiación.

 

Examen de la ABCC de las víctimas de Hiroshima

Los médicos japoneses y los científicos que observaron las escenas contaron historias de horror de personas que pareciendo ilesos de repente comenzaban a sangrar por los oídos, la nariz y la garganta, se les caía el pelo a puñados, les aparecieron puntos azulados en la piel, se les contrajeron los músculos, dejando los miembros deformados. Cuando trataron de publicar sus observaciones, se les ordenó primero pasar estos informes a las autoridades estadounidenses. A los largo de los años de ocupación (1945-1952), las observaciones de los médicos japoneses fueron censuradas sobre los asuntos nucleares. A finales de 1945, los cirujanos del ejército estadounidense publicaron una declaración en la que se decía que todas las personas que se esperaba iban a morir por los efectos de la radiación producida por la bomba ya habían muerto y que ningún efecto adicional debido a la radiación se esperaba con posterioridad (6). Cuando la radio de Tokio anunció que hasta la gente que entró con posterioridad a las ciudades después de los bombardeos, moría por causas misteriosas y se desacreditaron armas tan ilegales e inhumanas, rechazando estas acusaciones los norteamericanos como propaganda japonesa (7).

La cuestión del envenenamiento por radiación era algo particularmente sensible, ya que implicaba la utilización de armas prohibidas, como los gases tóxicos. La Bomba Atómica no es un “arma inhumana”, declaró el general Leslie Groves que había dirigido el programa Manhattan (8). Los primeros científicos occidentales a los que se les permitió la entrada en las dos ciudades devastadas lo hicieron con escolta militar. El periodista australiano Wilfred Burchett, que logró entrar en Hiroshima, publicó un artículo en un periódico británico, describiendo que la gente moría “misteriosamente y de manera horrible por algo desconocido, que sólo podía describir como la plaga atómica… muriendo a razón de 100 personas diariamente”. El general MacArthur le ordenó abandonar Japón y la película que había rodado desapareció misteriosamente (9).

No hay radiactividad en las ruinas de Hiroshima” proclamaba u titular del New York Times el 13 de septiembre de 1945”.


Otro titular decía: “Una nueva revisión excluye peligros en Nagasaki”, o este otro: “La radiactividad después de la bomba atómica es sólo 1000 veces superior a la registrada en la esfera de un reloj luminoso”, el 7 de octubre de 1945 (10). Existen poderosos incentivos políticos para minimizar el riesgo de radiación. El fiscal del Ministerio de Asuntos Exteriores, William H. Taft, afirmó: “Se obtiene una impresión equivocada de que un bajo nivel de radiación es peligroso.. afectando al personal de Ministerio de Defensa que trabaja en armas nucleares y programas de propulsión nucleares… afectando a la industria nuclear civil… y podría levantar dudas en cuanto al uso de sustancias radiactivas en el diagnóstico y tratamiento médico” (11). Un folleto publicado por la Comisión de Energía Atómica en 1953 insistía en que “la exposición a bajos niveles de radiación puede recibirse indefinidamente en el tiempo sin que se detecte ningún cambio corporal detectable” (12). El Consejo de Europa de Energía Nuclear pagaba los sueldos de los científicos de la ABCC y los supervisaba “de forma estrecha y algunos consideraron que demasiado estrechamente”, según escribe Susan Lindee en Suffering Made Real (El sufrimiento se hace verdadero), que documenta las presiones políticas que sufrió la ciencia de la Energía Atómica (13). (Otras fuentes son: Roff’s Hotspots, de Sue Rabbit; The Atomic Bomb Suppressed, de Monica Braw; Hiroshima in America, de Robert Lifton y Greg Mitchell).

El New York Times se unió al Gobierno en la censura de la información sobre los efectos de la radiación en los sobrevivientes y minimizó u omitió este tema en sus artículos, como Beverly Ann Deepe Keever demuestra en The New York Times y la bomba (14). Keever, un veterano periodista, escribió que “desde el nacimiento de la época de la bomba atómica,… Times ayudó a extender las informaciones para que fuese aceptada la fuerza más destructiva jamás creada”, ayudando al “encubrimiento de esta guerra fría”, suavizando las informaciones y negando efectos sobre la salud y las consecuencias ambientales de la bomba atómica.

Los científicos de la Atomic Bomb Casualty Commission calcularon que hacia 1950, cuando la comisión comenzó sus investigaciones, el índice de mortalidad de todas las causas, excepto el cáncer, habían vuelto a la normalidad, y las muertes por cáncer eran demasiado pocas como para causar alarma (15)

http://www.japanfocus.org/-Gayle-Greene/3672

Fukushima: la extraña ausencia de la OMS

El número de afectados o muertes producidas por un accidente nuclear lo decide la Agencia Internacional de la Energía Atómica”. Michel Fernex
Por Andrada Noaghiu (Rue 89)

Michel Fernex

Michel Fernex fue miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ha denunciado los vínculos incestuosos con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). Antiguo presidente de la Asociación de los Niños de Chernobyl, Bielorrusia, ahora profesor emérito de la Universidad de Basilea, Michel Fernex señala el extraño silencio de la OMS durante el accidente de Chernobyl y ahora con lo que está ocurriendo en Fukushima

Experto en Medicina Tropical de la OMS, que llevaba una apacible carrera alimentada de ideales hasta que accidentalmente descubre el acuerdo que vincula a esta institución con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en 1995, participando en conferencias sobre las consecuencias de Chernobyl, Hiroshima y Nagasaki. Las actas no fueron publicadas ¿Por qué?

Su investigación fue solicitada por la OMS. Un antiguo director ejecutivo de la agencia de la salud que fue asignado por la AIEA bloquea la publicación, gracias al acuerdo WHA 12-40 que vincula a ambas instituciones. ( Véase también: http://iniciativaciudadanaii.blogspot.com/2009/10/la-oms-censura-los-estudios-sobre-el.html) Un acuerdo inaceptable, según él, ya que el objetivo de la OMS es cuidar de la salud pública en todo el mundo, y la AIEA tiene un objetivo muy diferente: el desarrollo de la energía nuclear con propósitos civiles.

Rue 89: ¿Cómo fue el acuerdo entre la OMS y la AIEA en 1959, el llamado WHA 12-40?

Michel Fernex: En 1956, la OMS hizo la siguiente pregunta a los genetistas: ¿ Cuáles son los efectos genéticos de las radiaciones en los seres humanos, ya que esta Industria crece y la radiación nuclear afectará cada vez más a los humanos?

El grupo de trabajo incluía a un Premio Nobel de la Genética y otros científicos muy reconocidos. El informe concluye que la industria está produciendo un aumento en la radiación y que, por tanto, también van a aumentar las mutaciones en la población. Y esto va a ser perjudicial para las personas y sus descendientes.

Esta advertencia produjo mucha preocupación en la ONU, que creó la Agencia Internacional de la Energía Atómica en 1957, sólo un año después. De acuerdo con los estatutos de la AIEA, el objetivo principal es:

Acelerar y contribuir a la paz por medio de la energía atómica, a la salud y prosperidad de todo el mundo”.

Traducción: Es una agencia que promociona la Industria Nuclear.

Las cosas empezaron a empeorar cuando la AIEA concluyó todos los acuerdos con los organismos subalternos. Estos acuerdos son normales, pero no el establecido con la OMS, que tiene cierta peculiaridad.

Uno de ellos establece la exigencia de confidencialidad en ciertas áreas, sin especificar.
¿Cuáles? Esto es totalmente contrario a la Constitución de la OMS, La gente no debe conocer este secreto a voces: que la energía nuclear es peligrosa.

Otro punto de acuerdo indica que ambos organismos deben ponerse de acuerdo en cualquier propuesta de interés común.

Organización Mundial de la Salud, 50 años de sumisión a la AIEA

Rue 89: ¿Ve usted similitudes entre el comportamiento de la OMS durante el desastre de Chernobyl y ahora con el de Fukushima? 

M.F.: Lo que veo es la misma ausencia, una extraña ausencia. Para proporcionar cifrar hay que realizar unas mediciones, un trabajo, y la OMS no hace nada. La OMS lo único que hace es repetir los datos de la AIEA. Actualmente, si va usted a Japón y busca a la OMS, no la va a encontrar. No están allí. Sin embargo, la AIEA está presente desde el principio. Es la ausencia total de la OMS en respuesta a un nuevo accidente nuclear.

 
Y sin embargo dirán que hubo 50, 500 o 500.000 afectados. Todo dependerá de las cifras que le proporcione la AIEA.

Rue 89: ¿ Quiere decir que es la que decide el número de muertos o enfermos?

M.F.: Esto es lo que sucedió en Chernobyl… Acudí al foro de la OMS en Ginebra en el año 2004, pues bien, un representante de la AIEA presidió el foro durante los tres días.
En la Introducción, explicó que pronto se decidiría si se habían producido 400.000 o 40 muertes por el accidente de Chernobyl. Después de tres días decidieron que lss muertes habían sido 38.

¿Cómo? Le voy a mostrar cómo se puede suprimir un asunto…

Los científicos excluyeron a los pediatras del debate, claro que un pediatra preguntado de repente fue incapaz de responder.

Rue 89: Usted ha tenido experiencia de campo con los niños de Biolorrusia, y desmiente la afirmación de la OMS de que la radiación se dispersa rápidamente en la atmósfera. Cuéntenos lo que encontró allí. 

MF.: De generación en generación, se están produciendo más mutaciones genéticas. Se ha constatado en las zonas contaminadas abulia, leucemia, defectos del corazón, envejecimiento prematuro, y también aumento de la diabetes de tipo 1, sin factor hereditario, y cada vez aparece en edades más jóvenes e incluso niños. Y mil cosas más…

Los radionucleidos presentes en el suelo contaminan los alimentos, especialmente los árboles. Ahora la gente coge madera de los bosques. La madera se quema en casa o en las cocinas. Esto produce que la parte de la vivienda con mayor radiactividad sea a menudo la cocina. Luego se colocan las cenizas en un cubo y se utilizan como fertilizante. Se contamina la huerta, ampliando el área de contaminación.

Y este proceso no desaparece con el tiempo, sino todo lo contrario.

Fuente:
http://www.rue89.com/2011/04/06/fukushima-tchernobyl-loms-repete-les-chiffres-de-laiea-198646

Sobre las condiciones de trabajo en las centrales nucleares

 Por Sylvie Simon, abril de 2011



La revista digital libre.be (La Libre Belgique) publicaba un artículo titulado “También es posible un desastre nuclear en Bélgica”. Se cita al licenciado en Ciencias Químicas, Alain de Halleux, un experto en materia nuclear, que denuncia el mal estado de los reactores nucleares de Bélgica, que tienen 40 años de antigüedad y han llegado al final de su vida útil. Por lo tanto, el reactor “Doel 1” es peligroso porque no tiene una base de hormigón, y “Tihange 1”, que tiene una tapa de la vasija muy frágil. “No se trata de alentar el pánico, pero también en Bélgica pueden acaecer graves accidentes nucleares, Es cuestión de tiempo”. 

 Estos reactores debieran de dejar de funcionar en 2015, pero en 2009 el Gobierno belga y GDF SUEZ acordaron ampliar su vida útil en 10 años más.

En una entrevista en la publicación semanal Humo, Allain de Halleux dijo: “No nos podemos hacer una idea de la peligrosidad de las centrales nucleares. ¿Sabía usted que los edificios de contención de los reactores nucleares belgas están preparados para soportar una presión máxima de 5 bares por centímetro cuadrado? Eso es el doble de nada. Una botella de agua mineral con gas puede resistir una presión de 120 bares. 

Pero Bélgica depende de la energía nuclear, y en lugar de cerrar las plantas en un futuro inmediato, el químico propone una re-nacionalización de las centrales nucleares, para salir de la lógica de los máximos beneficios y poner todo el esfuerzo en la máxima seguridad”.
Este científico también en un cineasta con experiencia. En mayo de 2009, el Canal Arte difundió su documental RAS Nuclear, nada que decir, donde se pueden observar las condiciones de trabajo en las centrales nucleares, un motivo más de inquietud.

Los llamados “jumpers” son los responsables de introducirse en el interior del generador de vapor para conectar la tuberías que enlazan con el reactor nuclear. No pueden permanecer más de 2 minutos, so pena de recibir una sobredosis radiactiva, y suelen ser trabajadores temporales mal pagos. Son los responsables del mantenimiento de centrales nucleares como EDF / GDF-Suez, Areva y otros grupos, que realizan las subcontratas ante la liberalización de los mercados y la privatización de las empresas de energía.

Entrevista con el director (en francés), acompañada de imágenes de la película y los testimonios de “los invisibles”, los trabajadores que hacen el trabajo sucio
http://www.youtube.com/watch?v=jkJe43lnOZY&feature=related


Por lo tanto, haciendo caso omiso de la salud y la seguridad en nombre de la rentabilidad, las condiciones laborales se deterioran día a día. Los empleados están obligados a trabajar más deprisa, sin que sea posible siempre el cumplimiento de las normas de seguridad, sin que puedan hablar de ello, a riesgo de perder sus puestos de trabajo. Esta investigación ha sido retransmitida varias veces, y resulta esclarecedora, siendo la última vez el pasado 25 de marzo de 2011.

En marzo de 2011, la televisión belga (RTBF) ha emitido un nuevo documental del mismo director, Chernóbyl 4 ever, en el que Alain de Halleux se pregunta, 25 años después del desastre de Chernóbyl, si los ucranianos se han recuperado del accidente y en qué estado se encuentra la central nuclear que explotó. El cineasta no sólo explica los objetivos estratégicos, financieros o políticos, sino que también muestra la desesperación de la población local, sus problemas de salud y con un número de nacimientos con sólo el 10% de niños sanos.

Los medios de comunicación ya han perdido el interés por los problemas nucleares de Japón porque la espectacularidad inicial ha terminado, y sólo se venden el drama y el miedo, así que sólo nos queda dedicar una parte de nuestras informaciones a hacer un balance sobre los peligros de la energía nuclear en cualquier parte del mundo.

Sylvie SIMON
4 de marzo 2011
http://www.votresante.org/suite.php?dateedit=1302361509