Por Meg White, Buzzflash, 31 de agosto 2009
En el encuentro entre la cocaína y Roundup en las  zonas rurales de América del Sur. Monsanto y el Gobierno de los Estados  Unidos están luchando por mantener las apariencias. Pero esto es cada  vez más difícil, dado que los peligros no previstos de la modificación  genética se hacen cada vez más evidentes.
Las plantas de coca se podrían haber haber cruzado  con los cultivos preparados para el uso de Roundup y habrían producido  un cultivo resistente al glifosato, conocido como boliviana negra.
Ya en abril ( de 2009) el embriólogo argentino Andrés Carrasco,  ofreció una entrevista en un diario de Buenos Aires, en la que describe  sus hallazgos recientes sobre el glifosato, un herbicida químico  ampliamente utilizado en la agricultura y en la lucha de Estados Unidos  contra la droga, pudiendo causar defectos en los fetos aún en dosis muy  pequeñas, a las que estarían expuestos los pequeños campesinos y  agricultores de su país.
 Dos de los hombres dijeron que estaban  relacionados con la Industria Agroquímica, pero se negaron a dar sus  nombres. Los otros dos dijeron ser un abogado y un notario. Al parecer,  preguntaron al Dr. Carrasco sobre los detalles de sus experimentos.  Dejaron una tarjeta de con el nombre de Basílico, Andrada &  Santurio, abogados que actuaban en nombre de Alejandro Felipe Nöel. 
Todavía no está claro quiénes eran estas personas.  Pero existe un interés en mantener oculta esta información y en  desacreditar a Carrasco por parte de Monsanto, la compañía agrícola que  patentó por primera vez un producto denominado glifosato (  comercializado como Roundup) y que también creó los cultivos modificados  genéticamente específicamente preparados para resistir al herbicida.
 GRAIN, una organización internacional sin fines  lucrativos que apoya a los agricultores a pequeña escala y la  biodiversidad en la agricultura, informó que las amenazas contra Carrasco eran conocidas. GRAIN también había ofrecido los informes sobre la soja modificada genéticamente  en Argentina ( que según este grupo, se ha multiplicado por cinco su  cultivo en este país, pasando a ocupar ya la mitad de los cultivos  agrícolas de Argentina), así como sobre el uso del glifosato ( que ha  aumentado en 14 veces su aplicación, contrariamente a lo prometido por  Monsanto, que dijo que este tipo de cultivos reducirían notablemente el  uso de pesticidas). Los llamados “Roundup Ready” se han cruzado con otras plantas, creando las supermalezas, que requieren del uso de otros herbicidas tóxicos, tales como la atrazina. 
Los peligros del glifosato son objeto de acalorados debates.  En los Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental se ocupa de  regular la cantidad permitida en el agua potable, pero los datos de los  que dispone sobre los peligros de este producto químico tienen ya casi  dos décadas de antigüedad, y muchos de estos estudios fueron  patrocinados por Monsanto. Los trabajadores agrícolas rurales de América  del Sur están protestando por las fumigaciones que se llevan a cabo  desde hace más de una década, apuntado a éstas como las causa del  aumento de las tasas de cáncer y defectos de nacimiento. 
Sin embargo, el glifosato sigue siendo el herbicida  más utilizado en todo el mundo. Y no solamente es utilizado para acabar  con las llamadas malas hierbas. También es utilizado por el ejército de  Estados Unidos para fumigar desde aviones los cultivos de drogas, como  parte de su estrategia mundial de lucha contra los estupefacientes.  (Aunque véase esta información: Imperialismo, drogas y genocidio).  El ejemplo más conocido es el llamado Plan Colombia, que comenzó con la  Administración Clinton y todavía persiste actualmente.
Pero debido a que el glifosato es un herbicida que no  está dirigido especialmente contra los cultivos de drogas ( esto se  deduce fácilmente, ya que se usa contra indistintamente contra la coca,  el opio o las malas hierbas en Estados Unidos), causando la muerte de  otros cultivos también.
Es decir, que siendo un herbicida inicialmente  previsto para ser usado únicamente en el cultivos “Roundup Ready” de  Monsanto, ahora se emplea en grandes cantidades para rociar otros  cultivos, incluso con usos militares.
Pero parece que esta operación podría haber sido  contraproducente, al menos desde la perspectiva de los Gobiernos que  llevan a cabo esta estrategia. El esfuerzo ha llevado a los productores  de coca a la tala de bosques para continuar con este cultivo. Pero la  naturaleza se rebela contra esta política. Las plantas de coca, quizás  en su encuentro con el herbicida Roundup, se han hecho resistentes al  glifosato, produciéndose la llamada Boliviana negra. Según un  estudio del TNI, el rociado de este producto químico en los cultivos de  coca en América del Sur puede resultar contraproducente:
 “Es cierto que Estados Unidos está detrás de  estas fumigaciones, apoyado por los intereses económicos de empresas  como Monsanto y Dyncorp, que participan en este lucrativo negocio . Pero  también es cierto que se están produciendo consecuencias desastrosas  mediante esta política de lucha contra la droga, en la que la fumigación  es un elemento más, ante un problema que sobrepasa todas las ideologías  y las naciones sufren sus consecuencias de primera mano, debiéndose  encontrar una solución en lugar de aumentar la tensión… “

Colombia no fumigaría si no fuera por la presión de  Estados Unidos. Utilizaría otras formas de erradicación u ofrecería  programas alternativos de desarrollo para proporcionar ingresos a la  población.
El grupo sugiere que los países sudamericanos se  están uniendo para rechazar la política de fumigaciones de los Estados  Unidos por sus efectos sobre la salud humana y el medio ambiente, como  ya se hizo en Afganistán.
En el año 2004, Joshua David recogió la Boliviana negra para  determinar su procedencia y publicarlo en la revista Wired. Llegó a la  conclusión de que esta planta es resistente al glifosato, y que es muy  probable que su aparición en Colombia, parece ser que como resultado de  una modificación genética lograda por los traficantes de cocaína.
Pero quizás lo más interesante del artículo sea la  respuesta taciturna de las partes implicadas. Las autoridades  estadounidenses no quieren ni oír hablar de la situación, porque este  descubrimiento podría suponer un coste para los países que reciben una  gran cantidad de ayudas por parte de Estados Unidos en la lucha contra  el narcotráfico. El Gobierno de Estados Unidos no quiere que los  cultivadores de coca sepan de la nueva cepa, ya que todavía se pueden  erradicar las viejas cepas mediante el uso del glifosato. Y los  productores de droga que tienen la nueva cepa, quieren mantener su  status quo hasta el final, porque el Gobierno de Estados Unidos les está  desbrozando el terrero actualmente de forma gratuita.
El análisis del coste-geneficio tiene un ganador,  Monsanto. Cuanto más se extienden los cultivos de Roundup Ready, mayor  cantidad de agricultores necesitarán deshacerse de las malas hierbas,  como señala el estudio de GRAIN en Argentina. Los principales enemigos  de Monsanto no son los cárteles de la droga ni las entidades  gubernamentales. Son los científicos.
Cuando se analizan conjuntamente todos los estudios  mencionados anteriormente, que muestran que las fumigaciones con  glifosato son dañinas para la salud humana y el medio ambiente, y que no  obstaculiza la producción de coca y genera nuevas malas hierbas, la  respuesta a casi todos los problemas sería la desaparición de Monsanto.
Así, que como no hay pruebas que nos aseguren que los  que amenazaron a Andrés Carrasco pertenezcan a la misma empresa que  falsifica los resultados de laboratorio sobre los daños causados por el  glifosato o sigan difundiendo mentiras sobre el mismo, no hay duda para  mí de que pertenecen al mismo club.
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2010/05/28/los-cultivos-tolerantes-al-glifosato-traen-enfermedades-y-muerte-1/

